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lunes, 1 de noviembre de 2021

Reglas decretos leyes e impuestos solo para algunos

Desde cuando el hombre habitaba en las cavernas, ha existido la costumbre de algunos seres humanos, de buscar la obtención de privilegios personales, especiales y exclusivos, a costa de sus demás contemporáneos, con diferentes tipos de justificación, que incluyen la fuerza bruta, la violencia y/o la manipulación, para lograr el sometimiento de sus semejantes, pues aquellos que se consideran privilegiados, creen ser superiores al resto de los mortales y, por ende, con más derechos que los demás ciudadanos, a quienes consideran inferiores y por tanto piensan, que deberían ser su servidumbre o peor aún sus esclavos.



Esta debilidad de la naturaleza humana aún no se ha superado, a pesar de los avances de la humanidad y está más arraigada y expandida en pleno siglo XXI, de tal forma que quizás, menos del 1 % se considera que es la clase dominante, dueña de la vida, la hacienda, el tiempo y el futuro de más del 99 % de los ciudadanos restantes y poseen una patente de corso, para crear e imponer reglas, decretos, leyes e impuestos, que son solo de obligatorio cumplimiento para quienes ellos estiman ser los más tontos –pero los privilegiados y sus círculos cercanos no cumplen los deberes que les exigen a los demás, es decir, predican pero no practican– tal como como podemos concluir, por la publicación reciente de los Pandora papers y por tal razón, en fecha 12 de octubre de 2021, para expresar mi opinión sobre este tipo de situaciones, publiqué en mi columna semanal un artículo alusivo a tales aberraciones y distorsiones, llamado Corruptos, especuladores, delincuentes financieros y paraísos fiscales .

En diferentes épocas, la creatividad humana inventó entre otros conceptos los siguientes: dios, religión, política, economía y comunicación social, que en muchos casos mediante dicotomías, han servido para dividir, confundir, manipular, expoliar y justificar la imposición de unos pocos seres humanos sobre la demás población, de tal forma que se crearon falacias tales como que quienes accedían y se mantenían en el poder para toda su vida, lo hacían porque era la voluntad divina; por ser descendientes de dioses, héroes o gobernantes del pasado; por la necesidad de proteger y ayudar a los más pobres; por ser “los supuestos expertos” en temas de economía, política o comunicación o más recientemente, en los países “democráticos”, al usar estrategias engañosas de marketing y/o fraudes para ganar las elecciones, con campañas que son financiadas por grupos interesados en mantenerse en el poder detrás del trono, aunque los elegidos no tuvieran: la cantidad de votantes necesaria, la capacidad, la honestidad y los méritos, que son requeridos para ejercer los cargos públicos; entre otras justificaciones peregrinas, como se expone en el artículo llamado Democracias con pies de barro .

Esta hegemonía de menos del 1 % sobre el resto de los ciudadanos, conduce a una especie de esclavitud moderna, donde con el paso del tiempo crece la inequidad y el deterioro del nivel de vida de las mayorías, que cuando se cansan de protestar sin obtener cambios, recurren a las migraciones no deseadas –llamadas diásporas– pues quienes detentan el poder visible junto a sus cómplices ocultos, hacen lo que les viene en gana, sin medir el impacto y los efectos colaterales sobre sus congéneres, pero además, no existen consecuencias legales ni penales por sus actos carentes de toda ética, pues están amparados por leyes creadas a la medida por los políticos alcahuetas que ellos designan y llevan al poder, para beneficio de los grupos que han financiado sus campañas electorales, para poder imponerlos en los cargos de las diferentes ramas de los gobiernos en los diversos países del mundo.

Es necesario que en el futuro cercano prevalezca la justicia, la equidad, la transparencia y la honestidad, entre gobernantes y gobernados, donde deberá haber cambios de paradigmas errados, que son los generadores de las crisis permanentes, pues considero que en las naciones democráticas, las cosas se podrían hacer mejor que en el pasado, en vista de las actuaciones fallidas y los fracasos durante los años perdidos por el liderazgo político en general, siendo que no hay reparación posible para seudo líderes o aprendices de brujo fracasados y por lo tanto, más que reparaciones de esos estilos de liderazgo, se requiere un cambio por líderes reales, con visión de estadistas, donde se involucre, promueva y apoye a los mejores ciudadanos con que cuentan las naciones, excluyendo a: corruptos, incapaces, alcahuetas, estafadores, vividores y pelmazos, buenos para nada, porque no se puede seguir con las mismas malas praxis del pasado, si es que realmente se quieren recuperar y reconstruir las Democracias y las Repúblicas en los tiempos por venir.

En el caso particular de Venezuela, para las elecciones del 21 de noviembre de 2021, a pesar de la falta de cohesión y de unidad de liderazgos, ojalá puedan resultar ganadores los mejores candidatos de las diversas corrientes políticas participantes, que tengan verdadera vocación de servicio para corregir y mejorar aquello que no funcione, siendo que para las elecciones de los años futuros y una vez aprendidas las duras lecciones por falta de liderazgos eficaces, los grupos económicos y financieros que imponen a los líderes, logren entender, que el éxito de Venezuela como nación, está ligado a la escogencia y al apoyo de líderes honestos, capaces y con mentalidades de estadista –que existen en el país por docenas– pero que infortunadamente, no son valorados ni tenidos en cuenta, para asignarles la responsabilidad de hacer a Venezuela un país de paz, bienestar, progreso y prosperidad, donde todos sus ciudadanos tengan las mismas oportunidades, que sean iguales ante la ley a pesar de sus diferencias de pensamiento y donde se pueda: vivir, estudiar, trabajar, ahorrar, invertir, producir y ser feliz, junto con los seres queridos, en un país que ha sido bendecido y privilegiado por la naturaleza.

Reflexión sobre el regreso a clases presenciales el lunes 25 de octubre de 2021: estimo que si a última hora no se pospone esta decisión –apresurada e inoportuna según en mi opinión– entonces el comportamiento de la pandemia sobre la actividad educativa debe ser monitoreado exhaustivamente, para hacer cualquier correctivo a tiempo, pues, aunque todos quisiéramos que hubiera un regreso a la normalidad relativa a la mayor brevedad, es necesario no correr ningún tipo de riesgo, menos aún, cuando se involucra al personal más vulnerable como es la niñez y la juventud y por otra parte, en vista de que las condiciones y la realidad de cada plantel educativo son diferentes, se debe ofrecer a los padres de familia la posibilidad decidir, si quieren que sus hijos inicien clases presenciales, cuando las condiciones no sean adecuadas o prefieren continuar con el método remoto usado desde comienzos de la pandemia, dependiendo de cada caso particular, hasta que se den las condiciones de bioseguridad sanitaria apropiadas en cada institución educativa, pues en algunos casos, ni siquiera se cuenta con el servicio de agua corriente, que es indispensable para el lavado de las manos y la limpieza de pisos y sanitarios.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: lunes, 01 de noviembre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 26 de octubre del 2021 y está en el enlace: Reglas, decretos, leyes e impuestos solo para algunos

domingo, 17 de octubre de 2021

Corruptos especuladores delincuentes financieros y paraísos fiscales

Muchos ciudadanos pensantes e inteligentes se plantean preguntas lógicas –aunque algunas veces sean un poco ingenuas– tales como son:

¿Cuándo se jodió un país en particular?

¿Por qué las economías van de mal a peor?

¿Cuál es la causa de las migraciones no deseadas a nivel global?

¿Por qué protestan los ciudadanos comunes en su país de origen?

¿Por qué existen países inmensamente ricos, con ciudadanos inmensamente pobres?

¿Cómo se sostienen en el exterior políticos y exfuncionarios públicos, quienes no trabajan y tampoco son ricos de cuna?

¿Por qué existe tanta inequidad, pobreza y miseria, con todos los avances económicos, científicos, tecnológicos y estando en pleno siglo XXI?

¿Por qué periódicamente algunos bancos se declaran en quiebra, pero sus dueños quedan inmensamente ricos, viviendo como reyes en el exterior?


Para tratar de responder estas preguntas, de la manera más: filosófica, clara, equilibrada, honesta, concisa y precisa posible, es necesario saber y entender que, tres de las dimensiones más importantes del pensamiento humano son: la política, la economía y la comunicación, que infortunadamente se han distorsionado, por desviaciones y aberraciones tales como son: la corrupción, la especulación y la manipulación de la información respectivamente, puesto que una gran cantidad de supuestos: políticos, expertos en economía, banqueros, comunicadores sociales, mandatarios, intelectuales, académicos y empresarios de maletín, han coludido en una especie de cofradía, para crear mecanismos que sirven para manipular, engañar, estafar y expoliar a las naciones y a sus ciudadanos, mediante el desvío de fondos públicos o de particulares, sin que existan consecuencias legales y/o penales por sus actos, que son carentes de ética.

Dentro de los mecanismos de estafa y expoliación citados en al párrafo anterior, hay algunos entes creados para tales fines, donde se destacan los paraísos fiscales, las empresas de fachada y la banca offshore, que son temas puestos de moda actualmente, a raíz de la publicación llamada los Pandora papers, que es la continuación y el complemento de los Panamá papers, gracias a la investigación de un grupo internacional de periodistas, que se dedican a realizar el trabajo para lo cual fueron formados, en vez de hacer lo de otros vividores, que utilizan su inteligencia, talento y conocimiento, para convertirse en publicistas, promotores y alcahuetas de todo tipo de farsantes, estafadores y delincuentes, no solo a nivel local sino también global.

Quizás de manera trivial, algunos ciudadanos de las naciones democráticas del mundo, piensan que, solo haciendo cambios de seudo dirigentes políticos por otros de igual o de peor calaña –pues en algunos casos son pelmazos, incapaces, impuestos y financiados, por grupos de poder interesados en manejar a títeres, para lograr sus propósitos– los problemas de los países van a desaparecer como por arte de magia, sin entender que mientras no se corrijan las causas profundas de las crisis que son: corrupción, especulación, delincuencia financiera y manipulación de la información, que están impresos en el ADN de ciertos líderes –o quizás seudo líderes– cualquier cambio de actores políticos sin cambio de las prácticas erradas, continuará siendo más de lo mismo, es decir “se tendrá el mismo perro con diferente collar, pero con las mismas pulgas, garrapatas y otros parásitos internos y externos” –metáfora–.

Al revisar los hallazgos expuestos en los informes de los Pandora papers, podemos ver que, aunque a fecha 09 de septiembre de 2021, no se ha publicado la lista completa de todas las personas influyentes involucradas –reyes, presidentes, expresidentes, funcionarios públicos, políticos, empresarios, deportistas, artistas e intelectuales– que tienen cuentas y empresas fantasmas en los paraísos fiscales, aparecen preliminarmente entre otros, los presidentes actuales de Chile, Ecuador o República Dominicana y los expresidentes de Argentina –Mauricio Macri, receptor del crédito del FMI por cerca de 50 mil millones de dólares en 2018—y algunos expresidentes de Colombia, siendo que para ese país se menciona al Sr. César Gaviria, quien también fue secretario general de la OEA, muy recordado en Venezuela, desde cuando estuvo junto con Mr. Jimmy Carter, avalando los resultados del referendo revocatorio presidencial del 15 de agosto de 2004.

En dichas publicaciones, también aparece otro expresidente colombiano llamado don Andrés Pastrana –quien promovía hasta hace poco: invasiones, bombardeos y bloqueos contra Venezuela– que también apareció en una lista de pasajeros del avión donde viajaban los invitados a la isla –Little Saint James Island, ubicada en las Islas Vírgenes de Estados Unidos– propiedad del magnate financiero Mr. Jeffrey Epstein, quien fue un depredador sexual, condenado por tráfico de menores y encontrado muerto en prisión por supuesto suicidio, quien también trató de corromper a través de sus “servicios especiales para gente non sancta”, a muchos políticos, intelectuales, académicos y empresarios, tales como fueron: Mr. Trump, Mr. Clinton, Mr. Gates y al mismísimo príncipe Andrés de Inglaterra, entre otros personajes famosos.

Un paraíso fiscal es una nación o territorio, como por ejemplo: Panamá, Aruba, Curazao, Barbados, Bermuda, Jamaica, Andorra, Islas Caimán, Suiza y hasta el estado de Delaware en EEUU, entre otros muchos, donde los impuestos son nulos o muy bajos, para ciudadanos extranjeros no residentes y donde existe el secreto bancario, para que se puedan constituir fácilmente, a bajo costo y muy rápidamente empresas de maletín, que solo existen en papel y por lo tanto, no producen nada en la gran mayoría de los casos, cuyos propietarios son anónimos y que sirven para hacer transacciones financieras o comerciales y manejar altas sumas de dinero, ya sea de origen legal u opaco.

Poseer cuentas bancarias o empresas ficticias de fachada en esos lugares caracterizados por su opacidad, aunque no es considerado ilegal, si pudiera considerarse inmoral en algunos casos, puesto que los objetivos fundamentales de esos lugares, son evadir impuestos en las naciones originarias de los ciudadanos involucrados, hacer legitimación de capitales o lavado de dinero y en el peor de los casos, tratar de ocultar el dinero mal habido, producto de pagos para el financiamiento de campañas políticas, coimas y sobornos a líderes políticos y otros funcionarios públicos corruptos, que podría ser el caso de algunos de los personajes mencionados en este nuevo escándalo y que deberían ser investigados por los entes pertinentes en sus países originarios, para determinar su inocencia o culpabilidad.

Por otra parte, los paraísos fiscales funcionan como un agujero negro, que absorbe un alto porcentaje de la riqueza mundial y que, al estar oculta y represada, en nada contribuye al incremento de la producción y del PIB mundial, lo que implica también que afecta la generación de inversión real y el incremento de la oferta laboral en los países que tanto requieren de la inversión de esos fondos en actividades productivas, para estabilizar sus economías, hacer crecer, tributar y generar progreso en los países de origen de los capitales ocultados.

En mi opinión, lo peor de los paraísos fiscales es que sirvan para ocultar el dinero mal habido y alcahuetear a líderes empresariales, financieros o políticos, que deberían ser paradigmas de transparencia, rectitud y pulcritud en el manejo de los fondos ajenos públicos o privados, que es lo que venden a sus seguidores en las campañas políticas y por esa razón, después de cada mal gobierno, las naciones quedan más jodidas, endeudadas y arruinadas, con el riesgo de que en el futuro, los gobiernos de los paraísos fiscales –que son naciones o territorios parasitarios en su mayoría– decidan por decreto confiscar los fondos de los supuestos inversores de maletín, de tal forma que cuando vayan a buscar sus haberes les salgan con la trivial excusa de que “se los comió el coco” o con la justificación de que “ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón”.

Por otra parte, también es posible que los banqueros offshore “se vayan con la cabuya en la pata”, tal como ocurrió en el pasado con los fondos depositados en el Stanford Bank de Antigua o en los bancos de Chipre con el dinero de los rusos, por citar solo dos casos recientes y esta es una de las razones fundamentales por lo cual los bancos nacionales y los gobiernos sensatos, deben permitir, promover y facilitar, que los ciudadanos manejen sus cuentas en divisas de manera honesta y transparente en el territorio nacional, para que los depositantes, ahorristas e inversores honestos –quienes no tienen nada que ocultar– no tengan la excusa de verse obligados a enviar sus capitales al exterior, donde puedan ser robados por delincuentes financieros internacionales, quienes no aguantan dos pedidas para apropiarse indebidamente de los fondos o activos que reciben en custodia, con cualquier tipo de pretexto, como ha ocurrido con algunos activos de Venezuela mantenidos en el exterior.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: domingo, 17 de octubre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 12 de octubre del 2021 y está en el enlace: Corruptos especuladores delincuentes financieros y paraísos fiscales