En diferentes épocas, la
creatividad humana inventó entre otros conceptos los siguientes: dios, religión,
política, economía y comunicación social, que en muchos casos mediante
dicotomías, han servido para dividir, confundir, manipular, expoliar y justificar
la imposición de unos pocos seres humanos sobre la demás población, de tal
forma que se crearon falacias tales como que quienes accedían y se mantenían en
el poder para toda su vida, lo hacían porque era la voluntad divina; por ser
descendientes de dioses, héroes o gobernantes del pasado; por la necesidad de
proteger y ayudar a los más pobres; por ser “los supuestos expertos” en
temas de economía, política o comunicación o más recientemente, en los países
“democráticos”, al usar estrategias engañosas de marketing y/o fraudes para
ganar las elecciones, con campañas que son financiadas por grupos interesados
en mantenerse en el poder detrás del trono, aunque los elegidos no tuvieran: la
cantidad de votantes necesaria, la capacidad, la honestidad y los méritos, que
son requeridos para ejercer los cargos públicos; entre otras justificaciones
peregrinas, como se expone en el artículo llamado Democracias con pies de barro .
Esta hegemonía de
menos del 1 % sobre el resto de los ciudadanos, conduce a una especie de esclavitud
moderna, donde con el paso del tiempo crece la inequidad y el deterioro del
nivel de vida de las mayorías, que cuando se cansan de protestar sin obtener
cambios, recurren a las migraciones no deseadas –llamadas diásporas– pues
quienes detentan el poder visible junto a sus cómplices ocultos, hacen lo que
les viene en gana, sin medir el impacto y los efectos colaterales sobre sus
congéneres, pero además, no existen consecuencias legales ni penales por sus
actos carentes de toda ética, pues están amparados por leyes creadas a la
medida por los políticos alcahuetas que ellos designan y llevan al poder, para
beneficio de los grupos que han financiado sus campañas electorales, para poder
imponerlos en los cargos de las diferentes ramas de los gobiernos en los
diversos países del mundo.
Es necesario que en el
futuro cercano prevalezca la justicia, la equidad, la transparencia y la
honestidad, entre gobernantes y gobernados, donde deberá haber cambios de
paradigmas errados, que son los generadores de las crisis permanentes, pues considero
que en las naciones democráticas, las cosas se podrían hacer mejor que en el
pasado, en vista de las actuaciones fallidas y los fracasos durante los años
perdidos por el liderazgo político en general, siendo que no hay reparación
posible para seudo líderes o aprendices de brujo fracasados y por lo tanto, más
que reparaciones de esos estilos de liderazgo, se requiere un cambio
por líderes reales, con visión de estadistas, donde se involucre, promueva
y apoye a los mejores ciudadanos con que cuentan las naciones, excluyendo a:
corruptos, incapaces, alcahuetas, estafadores, vividores y pelmazos, buenos
para nada, porque no se puede seguir con las mismas malas praxis del pasado, si
es que realmente se quieren recuperar y reconstruir las Democracias y las
Repúblicas en los tiempos por venir.
En el caso particular
de Venezuela, para las elecciones del 21 de noviembre de 2021, a pesar de la
falta de cohesión y de unidad de liderazgos, ojalá puedan resultar ganadores
los mejores candidatos de las diversas corrientes políticas participantes, que
tengan verdadera vocación de servicio para corregir y mejorar aquello que no
funcione, siendo que para las elecciones de los años futuros y una vez
aprendidas las duras lecciones por falta de liderazgos eficaces, los grupos económicos
y financieros que imponen a los líderes, logren entender, que el éxito de
Venezuela como nación, está ligado a la escogencia y al apoyo de líderes
honestos, capaces y con mentalidades de estadista –que existen en el país por
docenas– pero que infortunadamente, no son valorados ni tenidos en cuenta, para
asignarles la responsabilidad de hacer a Venezuela un país de paz, bienestar,
progreso y prosperidad, donde todos sus ciudadanos tengan las mismas
oportunidades, que sean iguales ante la ley a pesar de sus diferencias de
pensamiento y donde se pueda: vivir, estudiar, trabajar, ahorrar, invertir,
producir y ser feliz, junto con los seres queridos, en un país que ha sido
bendecido y privilegiado por la naturaleza.
Reflexión sobre el regreso a clases presenciales el lunes 25 de octubre de 2021: estimo que si a última hora no se pospone esta decisión –apresurada e inoportuna según en mi opinión– entonces el comportamiento de la pandemia sobre la actividad educativa debe ser monitoreado exhaustivamente, para hacer cualquier correctivo a tiempo, pues, aunque todos quisiéramos que hubiera un regreso a la normalidad relativa a la mayor brevedad, es necesario no correr ningún tipo de riesgo, menos aún, cuando se involucra al personal más vulnerable como es la niñez y la juventud y por otra parte, en vista de que las condiciones y la realidad de cada plantel educativo son diferentes, se debe ofrecer a los padres de familia la posibilidad decidir, si quieren que sus hijos inicien clases presenciales, cuando las condiciones no sean adecuadas o prefieren continuar con el método remoto usado desde comienzos de la pandemia, dependiendo de cada caso particular, hasta que se den las condiciones de bioseguridad sanitaria apropiadas en cada institución educativa, pues en algunos casos, ni siquiera se cuenta con el servicio de agua corriente, que es indispensable para el lavado de las manos y la limpieza de pisos y sanitarios.
Saludos cordiales,
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: lunes, 01 de noviembre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 26 de octubre del 2021 y está en el enlace: Reglas, decretos, leyes e impuestos solo para algunos