En vista de la
existencia abundante de recursos naturales y humanos, esta nación debería tener
como denominador común para sus habitantes: paz, bienestar, progreso y
prosperidad; pero debido a que ha sufrido crisis multi dimensionales, por malas
praxis económicas y políticas, que vienen ocurriendo desde hace varias décadas,
después del aprendizaje en carne propia, producto del sufrimiento y las malas
experiencias vividas por sus ciudadanos, este es un momento excelente y
oportuno para explorar y valorar nuestras fortalezas, corregir algunas de las debilidades
más prominentes y redireccionar rumbos errados del pasado, para lograr que
Venezuela vuelva a renacer y a ser otra vez una nación grande, tanto para los
ciudadanos nacionales como también para los extranjeros.
Las
negociaciones recientes hechas en México y el entendimiento entre gobierno y oposición,
que permitan buscar soluciones inteligentes y honestas a los problemas de
índole económico, social y político de Venezuela, son bien recibidas, pues ya
basta de enfrentamientos estériles e inútiles, donde los afectados son los venezolanos
sin excepción, quienes no deben seguir sufriendo por falta de conciliación, diálogo
y uso de una buena diplomacia, que ponga punto final a las divisiones y
confrontaciones de tipo político y aspiro que en este aspecto, las futuras
elecciones que deberían ser honestas, cuenten con los mejores candidatos
posibles que posean: heurísticas, virtudes, aptitudes, actitudes, sabiduría y la
capacidad de crear equipos de gobierno eficientes y eficaces, para producir los
cambios y soluciones que requiere la nación.
Por causa de la
crisis geopolítica entre Ucrania y Rusia que aún no se ha resuelto por las vías
conciliatorias, por haber tomado malas decisiones para las poblaciones de Europa
y donde la única salida debe ser un alto al fuego inmediato y una negociación
sincera entre las partes involucradas, con la llegada del crudo invierno a
partir del 21 de diciembre, Europa se podría congelar, por existir una crisis
de tipo energético, que causará sufrimiento y muerte para muchos de sus
ciudadanos, razón por la cual, Venezuela y otros países latinoamericanos podrían
convertirse en aliados comerciales de Europa –recibiendo migración temporal en
calidad de turismo– de tal suerte que sin más demora, para evitar:
improvisación, caos y aglomeraciones de última hora, se deben planificar las acciones
logísticas relacionadas con: asesoría, transporte, alojamiento y alimentación,
de manera racional y ordenada, de una importante cantidad de ciudadanos
europeos que huirán de las inclemencias del frio, quienes vendrían a pasar los
meses del invierno en nuestras tierras, para lo cual es importante inventariar
y preparar en el cortísimo plazo, toda la oferta de infraestructura hotelera y
de transporte, siendo esta recomendación también válida para aquellos países de
Latinoamérica, que estén dispuestos a recibir gran cantidad de turistas que son
los migrantes “damnificados energéticos” provenientes de Europa.
Por otra parte,
debido a la necesidad de energía fósil que tiene Europa en estos momentos y
mientras se logra hacer una transición hacia energías limpias, Venezuela debe
prepararse para negociar el aumento de la exploración, producción y exportación
de hidrocarburos, con el aporte financiero y técnico de las compañías
petroleras europeas, norteamericanas o de otro origen, que quieran invertir en el
país.
Adicionalmente,
teniendo en cuenta la existencia en Venezuela de zonas aptas para instalar
granjas solares, parques eólicos y represas para hidroeléctricas, que permitan
producir hidrógeno verde, junto con la llegada de
las empresas petroleras, vendrán otros inversores que aporten el capital y la tecnología
necesaria para instalar la infraestructura de generación y exportación del
vector energético limpio del futuro como es el hidrógeno verde, lo que
permitirá preparase para la descarbonización del mundo en el mediano y largo
plazo.
Como un
requisito básico para poder repatriar a nuestros emigrantes connacionales,
atraer vacacionistas, inmigrantes e inversores productivos de diversas
nacionalidades y que el país renazca basado en industrias tales como son:
turismo, agricultura, hidrocarburos e hidrógeno verde, es necesaria la
implantación de una moneda fuerte y estable, que permita conservar el valor del
dinero, para lo cual Venezuela tiene tres alternativas posibles: 1. Dolarizar,
eurizar o yuanizar plenamente la economía, 2. Crear una caja de conversión
cambiaria y 3. Implantar una nueva moneda respaldada y redimible con oro –que en
mi opinión, es la mejor solución– donde en los tres casos el secreto del éxito
es que no se pueda emitir dinero –que es un pasivo para los emisores que son el
BCV y los bancos comerciales en forma de créditos– si no se cuenta con activos
de respaldo en la contrapartida, que deben ser divisas o mejor aún el oro.
Después de la
última negociación en México, se informa al país que inicialmente van a liberar
3.000 millones de dólares que estaban bloqueados y hay diversas opiniones de
cómo usar esos fondos –reparación de escuelas, arreglo de infraestructura
eléctrica, ayudas a los emigrantes nacionales, ayudas a los damnificados por
las lluvias, entregar bonos navideños, aumentar el salario, arreglos de
hospitales, etc.– que a pesar de ser objetivos válidos y que al parecer la
cifra liberada es un monto importante, si como referencia consideramos una
población de 30 millones de habitantes, esto significa un monto promedio de 100
dólares per cápita, que si se diluye al no darle un buen uso, no sería un logro
estable para la nación.
Por esa razón, quizás
el mejor y más eficaz uso que se podría dar a parte de ese monto inicial en
divisas o algún desembolso siguiente, seria usarlo para: dolarizar plenamente
la economía o implantar una caja de conversión cambiaria o mejor aún regresar
al patrón oro, si consideramos que la liquidez al 25 de noviembre de 2022 era
de 16.164 millones de bolívares y el tipo de cambio era 10,73 bs/dólar, lo cual
implica que con solo 1.507 millones de dólares –la mitad del monto liberado– se
podrían reemplazar todos los bolívares existentes por dólares o su equivalente
en oro y así habría una solución a la crisis de la economía, para abatir la
inflación, la devaluación, la expansión de liquidez, la incertidumbre cambiaria
y además sincerar y ajustar en dólares los precios y los salarios reales,
teniendo en cuenta que algunas de las empresas públicas que no sean autosustentables
ni productivas, deberían ser privatizadas total o parcialmente, para que se
encarguen de pagar los salarios reales adecuados a sus trabajadores, produzcan
dividendos, regalías e impuestos y le quiten el gasto salarial al gobierno, que
actualmente debe generar bolívares de la nada, para pagar burocracias
improductivas.
El 26 de enero
de 2012, como producto de una investigación sobre las crisis venezolanas,
usando series de datos históricas de la inflación en los 94 años anteriores,
publiqué en mi blog de Economía y política del mundo, un ensayo llamado Cómo salvar un país de su crisis económica donde la conclusión fundamental
fue que la causa de los problemas de Venezuela eran de origen monetario y por
eso concluía dicha publicación con el siguiente párrafo: “El anclaje del
bolívar al oro, fue y será la mejor forma de controlar los niveles de inflación
de Venezuela y con ello estabilizar la economía. A pesar de lo obvio de esta
verdad, los economistas de pensamiento keynesiano, siguen tratando inútilmente
de resolver los fenómenos inflacionarios, aplicando devaluación, endeudamiento
y emisión de dinero inorgánico, debido a que sería un cisma para ellos aceptar
que John Keynes se equivocó en sus teorías macroeconómicas, que solo funcionan
en el corto plazo y se volvió a equivocar cuando recomendó a los países del
mundo, abandonar el patrón oro”.
Si en el año 2012 –cuando había cerca de 370 toneladas de oro de reservas internacionales en el BCV– se hubiera estabilizado y fortalecido la moneda nacional, se habría evitado el caos económico de los últimos 10 años, pero actualmente esta acción todavía se puede realizar y hay tres alternativas posibles para reiniciar la economía venezolana, con una moneda fuerte y estable, que conduzca al renacimiento de Venezuela: dolarizar plenamente la economía o implantar una caja de conversión cambiaria o regresar al patrón oro, siendo que en mi opinión, esta última solución es la que implantarán los bancos centrales del mundo en el corto plazo, para salir sin belicismo de la crisis producida por las expansiones keynesianas astronómicas de liquidez sin respaldo, que han hecho colapsar la economía mundial.
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: 08 de diciembre de 2022
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 06 de diciembre del 2022 y está en el enlace: El reinicio de Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario