Venezuela es un país petrolero por excelencia, que tiene las mayores reservas de crudo del mundo –superiores a las de Arabia Saudita– con una cantidad estimada para el año 2021 de 303.470 millones de barriles, según dato tomado de la Página OPEP, lo que representa el 24,4% de las reservas controladas por ese ente y que calculados a un precio promedio de 70 dólares/barril, representa una riqueza por este concepto de 21,24 billones latinos de dólares –o sea un monto de 21.242.900.000.000 dólares, sin considerar ningún otro recurso natural– y esta es la razón fundamental por la cual Venezuela ha estado y está en la mira de muchos grupos foráneos: económicos, políticos, geopolíticos y estafadores, alcahueteados por algunos ciudadanos locales, quienes hacen el papel de tontos útiles, que inventan toda clase de trampas, justificaciones, manipulaciones y figuras perversas, para tratar de ponerle la mano y apropiarse indebidamente de los activos y los recursos nacionales, sin que les importe lo que ocurra con los venezolanos.
En Venezuela existe una crisis: económica, política, social y humanitaria, que es generada a propósito, por varios factores endógenos y exógenos, siendo esta la razón por la cual la producción promedio diaria de crudo ha estado en declive durante los últimos años, de modo que en el año 2022 esa producción promedio fue de 723.000 barriles/día.
Para la fecha
13 de enero de 2023 cuando escribí este artículo, el salario mínimo mensual
venezolano era de 6,74 dólares/mes, lo que representa solo 0,22 dólares/día,
que no alcanza ni para cubrir los gastos de transporte de un trabajador y este
salario junto con las prestaciones sociales acumuladas de los ciudadanos se
aproximan a cero, a medida que la moneda nacional se devalúa diariamente para
generar caos, siendo que en otros artículos he sugerido: que un salario mínimo
real mensual preliminar para Venezuela debería alcanzar para comprar 60
kilogramos de carne de res, que la moneda debería ser fuerte para mantener su
valor y que el tipo de cambio debería ser estable, como corresponde a un país
petrolero exitoso.
A continuación,
mostraré un ejercicio teórico solo con fines didácticos y en líneas muy
generales, usando algunos datos estimados, para mostrar cual es la realidad de
la nación venezolana. Adicionalmente, voy a sugerir según mi visión, cómo se
podrían revertir en el mediano y el corto plazo, las crisis multidimensionales
que afectan a Venezuela, mediante el uso racional de la inteligencia natural y los
recursos naturales y humanos, con que cuenta el país.
Si de manera
conservadora consideramos para este año 2023, una producción de petróleo promedio
diaria similar a la del año pasado, que esté por los 723.000 barriles de crudo,
cuyo precio promedio OPEP durante el 2022 fue de 100 dólares/barril, pero para
ser bien conservadores podemos quitarle a ese monto los costos de producción y
los descuentos por los bloqueos, de tal manera que podríamos estimar como
precio promedio de referencia para Venezuela unos 70 dólares/barril y así obtendríamos
que un ingreso diario por crudo sería de 50,61 millones de dólares/día.
Ahora podemos considerar
que entre empleados públicos y pensionados existe una cantidad de 10 millones
de personas, que reciben sueldos o pensiones por parte del estado y si
dividimos el ingreso diario del crudo por la cantidad de ciudadanos
dependientes del estado –sin tener en cuenta otros ingresos como son:
impuestos, IVA, ingresos de otras empresas estatales, etc.– tenemos una cifra
de 5,06 dólares/día para pagar el salario diario de una persona, que al
multiplicarla por 30 días representaría un salario mínimo de 151,83 dólares/mes, pero hay que considerar que el
sector privado al ser más eficiente, podría pagar salarios superiores al
salario mínimo oficial.
Obsérvese que,
en este ejercicio, inicialmente se considera un salario plano y sin escalas
salariales –aspecto que se debe resolver, debido a la importancia de valorar la
meritocracia–; que inicialmente todo el ingreso por crudo se destinaría al pago
de los sueldos y salarios que dependen del gobierno, lo cual implica que no se
puede estar regalando o haciendo descuentos por petróleo a ningún país, ni
dejar de cobrar a quienes se les venda el petróleo o el gas natural.
Para sincerar
el salario en el futuro y acercarlo al costo de la cesta básica, habría que multiplicar esa cifra salarial de 151,83 dólares
por 3, lo que corresponde a 455,49 dólares de salario mínimo mensual –que
representaría el salario real mensual ideal de 60 kilogramos de carne de res a
razón de 7,59 dólares/kilogramo– entonces se tendría que aumentar la producción
petrolera a 2,1 millones de barriles diarios y para que ese salario fuera
sostenible en el tiempo, sería necesario tratar de reubicar parte de la nómina
pública, mediante la privatización de algunas empresas no estratégicas que no
sean autosustentables.
Adicionalmente,
como el precio del crudo fluctúa, habría también que crear un fondo de
contingencia por la variación de los precios del crudo y por otra parte, sería
necesario con participación de la inversión privada, promover la industria del
turismo, la agricultura y la generación de hidrógeno verde para exportación, lo
que garantizaría la sostenibilidad del salario real en el mediano y largo plazo,
pero también es necesario que exista una concertación entre productores,
comercializadores y consumidores, con la participación del gobierno, para que
haya una correlación honesta entre precios/salarios y se mantenga constante el
poder adquisitivo del trabajador.
¿Cómo aumentar
la producción de hidrocarburos, si existen sanciones y bloqueos para Venezuela
y además PDVSA no tiene la capacidad financiera ni técnica para incrementar la producción?
La respuesta a
este interrogante es que: se necesita eliminar las sanciones y los bloqueos
existentes que afectan a la nación en paralelo con el establecimiento de los
acuerdos en el tema de la estabilización democrática, que exigen quienes
imponen las sanciones al país, para que no existan pretextos ni demoras y
estas actividades son el asunto más prioritario a tratar en los diálogos y las negociaciones
entre el gobierno, las oposiciones y los demás grupos de la sociedad civil que
aporten valor, ya sea en México, Noruega o de preferencia en Venezuela, en vez
de dedicarse a divisiones y confrontaciones estériles, inútiles y eternas o a
discusiones bizantinas sin objetivos definidos, que busquen una buena solución
por la vía del diálogo.
Por otra parte,
en vez de que las empresas petroleras con las que Venezuela tiene deudas
pendientes se lleven el crudo o el gas sin pagar nada, se debe establecer un
convenio para aplicar un pago del 30% de lo extraído, como abono a su deuda y el
resto de lo exportado debe ingresarse a la nación, pues se requiere honrar todas
las deudas y compromisos existentes, pero con racionalidad y sin que el país se
quede arruinado y destruido.
Adicionalmente, hay que ofrecer concesiones a empresas petroleras de las diversas nacionalidades, que permitan tener una producción similar a la de Arabia Saudita y que aporten: capital, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, teniendo en cuenta que en el mediano y en el largo plazo se aproxima una transición desde las energías fósiles hacia energías libres de carbono, como son las basadas en el hidrógeno verde y sería insensato dejar a los hidrocarburos existentes en el subsuelo, máxime cuando actualmente hay alta demanda insatisfecha de energía fósil, que durará hasta que se logre una transición energética razonable, la cual se estima que tome entre 20 y 30 años.
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: 19 de enero de 2023
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 17 de enero del 2023 y está en el enlace: La cruda realidad de Venezuela