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lunes, 8 de noviembre de 2021

¿Podría Venezuela regresar a la prosperidad del pasado?

Algunos ciudadanos me preguntaron hace algún tiempo ¿será posible que Venezuela pueda regresar a la prosperidad relativa vivida por ellos y sus ancestros entre 1918 y 1983 –­­durante 65 años– cuando éramos felices y no sabíamos la razón?

Para responder a esa pregunta, revisé y analicé objetivamente parte de la historia disponible y me pregunté filosóficamente ¿qué era lo que se hacía diferente en el país en esa época, para tener una economía relativamente sana y creciente, que producía prosperidad y bienestar a los habitantes de la nación?

A continuación, expondré los hallazgos encontrados, el análisis realizado y la conclusión de esta corta pero profunda investigación:

Entre el 28 de julio 1914 y el 11 noviembre de 1918, se desarrolló la primera guerra mundial y Venezuela, por ser un país productor y exportador de petróleo, recibió un monto considerable en divisas, por el suministro de crudo a los países aliados, siendo también que en el gobierno estaba un ciudadano llamado don Juan Vicente Gómez –a quien le decían el Benemérito– y este buen líder, con su visión de estadista, emulando a Napoleón Bonaparte –quien fue el creador del franco de oro, con el que sacó a Francia de la ruina, eliminando la inflación dejada por las monarquías y los revolucionarios anteriores, convirtiéndola en un imperio–, implantó en Venezuela en 1918 una moneda llamada el bolívar oro, donde cada bolívar emitido tenía un respaldo de 0,29 gramos de oro y esa moneda estuvo vigente hasta finales de 1974, manteniendo una inflación promedio anual durante 56 años del 1,3 %, un PIB creciente y una tasa baja desempleo.

En la década de 1920, los Estados Unidos y en el resto del mundo vivieron los locos años 20, cuando se disparó: el consumo, la liquidez monetaria y el crédito bancario, mucho del cual se usó para apalancar la especulación en la bolsa con acciones de empresas –lo cual al principio genera una falsa sensación de riqueza, prosperidad y euforia, pero la experiencia demuestra, que la obtención de beneficios monetarios sin producir nada real, no es sostenible en el tiempo– y entonces, en 1929 ocurrió un crack bursátil en la ciudad de Nueva York, que quebró a bancos, empresas, ciudadanos y naciones, causando la gran depresión de los años 30, que condujo a la segunda guerra mundial entre 1939 y 1945, de tal manera que, aunque este crack no tuvo efectos colaterales graves para Venezuela, por poseer una moneda fuerte, estable y honesta, a solicitud de EE.UU, el gobierno nacional en 1929 hizo la primera devaluación, después de haber implantado el bolívar oro, pasando el tipo de cambio de 3,35 bs/dólar a 3,90  bs/dólar, para hacer más barato el crudo que exportaba Venezuela y cuyo precio era cerca de 2 dólares/barril.

Durante el mandato de don Eleazar López Contreras, siguiendo las prácticas monetarias correctas para un país exportador de crudo, en 1937 se procedió a revaluar al bolívar oro y la tasa de cambio regresó de 3,90 bs/dólar a 3,35 bs/dólar, siendo que este tipo de cambio se mantuvo estable, hasta que en 1961 en el gobierno de don Rómulo Betancourt se hiciera la segunda devaluación de 3,35 bs/dólar a 4,30 bs/dólar, tasa que se mantuvo estable hasta 1983.

Cabe destacar que, durante la segunda guerra mundial –1939 a 1945– Venezuela también recibió un monto considerable en divisas, por las exportaciones de crudo y combustibles, que eran necesarios para mover la maquinaria bélica de los países aliados y esas divisas sirvieron para apuntalar aún más las reservas internacionales y mantener la fortaleza del signo monetario nacional, que seguía estando respaldado por oro.

El 30 de diciembre de 1974, en el primer gobierno del Sr. Carlos Andrés Pérez, se publicó en la gaceta oficial la eliminación del bolívar oro, emulando el grave error que había cometido Mr. Richard Nixon en EE.UU, el 15 de agosto de 1971, cuando repudió los acuerdos de Bretton Woods, al eliminar la convertibilidad de una onza de oro por 35 dólares y se puede decir, que esas fueron las fechas en que abrieron la caja de Pandora y se jodieron países exitosos en el pasado, como eran Venezuela y EE.UU, por haber eliminado el patrón oro, que mantenía a las economías sanas y en auge y por estar escuchando los cantos de sirena de “supuestos expertos en economía”, que llevaron a los gobiernos a implantar teorías económicas fracasadas como son el keynesianismo y el monetarismo, que se basan en la producción de un dinero por parte de bancos centrales –base monetaria– y los bancos comerciales –créditos de origen inorgánico, mediante la reserva fraccionaria– en cantidades astronómicas, sin tener respaldo tangible y por ende, es un dinero sin capacidad de conservar su valor, cuyos objetivos son financiar populismos, guerras y burocracias improductivas o por otra parte, apalancar a especuladores, para que estos obtengan grandes beneficios con el dinero ajeno, sin trabajar ni producir algo real –haciendo creer a los ingenuos, que la economía es la bolsa y que la bolsa es la economía–, lo que hace que se repitan periódicamente crisis económicas globales, como la gran depresión mundial de los años 30 en el siglo XX.

Por el error monetario del Sr. Carlos Andrés Pérez en 1974, gracias a la inercia económica inherente a la existencia del bolívar oro en los 56 años anteriores, a pesar de la corrupción generalizada, la especulación financiera, el despilfarro y el endeudamiento en divisas del país, para pagar la nacionalización de las empresas del hierro y el petróleo a las corporaciones internacionales concesionarias, junto con lo expoliado por grupos económicos como los doce apóstoles que lideraba el Dr. Pedro Tinoco, el país pudo soportar nueve años sin devaluar al bolívar, hasta que el Dr. Luis Herrera Campins, el 18 de febrero de 1983 –llamado el viernes negro– devaluó por tercera vez la moneda, quedando en 4,30 bs/dólar para algunos privilegiados; a 6,50 bs/dólar para otros y a 7,50 bs/dólar para los demás, lo que se llamó “Régimen de Cambio Diferencial o RECADI” que generó gran corrupción cambiaria en los tiempos siguientes, por quienes obtenían divisas a precios preferenciales y cada cierto tiempo se hacían cambios de nombre a los perversos métodos de asignación de divisas.

A partir de esta devaluación se arreció la campaña manipuladora de los apologistas de las prácticas devaluatorias –supuestos expertos económicos sesgados y políticos ignorantes o corruptos, quienes al menos deberían disculparse con la nación, por sus reiteradas metidas de pata– mediante la repetición de mantras tales como: el bolívar está sobrevaluado, Venezuela sufre la enfermedad holandesa, para exportar hay hacer devaluaciones competitivas, la expansión de liquidez no genera inflación, hay que disminuir el encaje legal, hay que implantar controles de cambio, si quitamos el control de cambios nos tumban, etc, y con esas falacias, todos los gobiernos después del Dr. Luis Herrera, continuaron devaluando al bolívar y generando montos exponenciales de dinero sin valor, haciendo las delicias de políticos y funcionarios corruptos, especuladores y supuestas bancas de inversión, cuyo modus operandi para apropiarse del dinero ajeno era: solicitar créditos en moneda nacional, comprar divisas y enviarlas a bancos extranjeros, donde algunos fueron a su vez robados por delincuentes financieros internacionales, siendo que con las devaluaciones y la inflación subyacente, por las expansiones astronómicas de liquidez, los prestatarios licuaban sus deudas, arruinando a los ciudadanos y a la nación, mientras que los manipuladores dividían y enfrentaban con dicotomías para tontos a la población, entre: izquierda o derecha, rojos o azules, socialistas o capitalistas y otras taxonomías estúpidas, para que las mayorías no se dieran cuenta que estaban siendo estafadas, apareciendo así la paradoja de los ciudadanos millonarios pero arruinados, por no saber distinguir entre magnitudes nominales y reales, lo que genera el espejismo del crecimiento de ceros, que hubo que eliminar en cantidad de 14 dígitos en los últimos 13 años.

Entonces, de lo anteriormente expuesto se puede concluir que lo que se hacía de manera correcta en parte del siglo pasado era: mantener una moneda sólida, fuerte, estable y honesta; tener una tasa cambiaria fija; poseer un sistema financiero serio, responsable y ético; junto con la existencia de gobernantes capaces y eficientes, quienes tenían visión de estadistas y que además buscaban lo mejor para la nación y sus ciudadanos.

Una frase famosa de Vladimir Lenin afirmaba: “Si quieres destruir un país, destruye su moneda” y podríamos replicar a esa aseveración con la frase: “Si quieres reconstruir un país, reconstruye su moneda”, que es la acción más correcta y prioritaria que debería hacer el gobierno de Venezuela y afortunadamente, ya hay algunos cambios positivos de paradigmas errados, tales como es permitir la libre circulación de monedas extranjeras y el manejo de cuentas en divisas en la banca nacional –donde no debería volverse a permitir la apropiación indebida de los depósitos, como ocurrió en el pasado con las disminuciones del encaje legal para otorgar créditos sin regulaciones apropiadas o más recientemente, con el convenio cambiario nro. 20, donde los clientes tienen sus divisas en el limbo– y con la posible aplicación de políticas monetarias correctas, como sería respaldar al bolívar con oro en el corto plazo.

Desde el punto de vista fiscal, es fundamental el cambio de administradores en las empresas públicas deficitarias, mediante concesiones vía licitaciones internacionales, a inversores privados honestos, reconocidos, eficientes y capaces de producir bienes y servicios de calidad, para hacerlas autosuficientes y así poder lograr junto con una moneda fuerte, un financiamiento estable del gasto público, que no dependa de la emisión de dinero por parte del BCV, de tal modo que el ciudadano recupere el poder adquisitivo de su ingreso real mensual, que debería ser de al menos 60 kilogramos de carne de res de primera calidad y entonces, así se puedan crear las condiciones necesarias para regresar a la prosperidad que existió en parte del siglo XX, pero esto solo se logrará con la participación y el aporte de los mejores ciudadanos con que cuenta la nación, independientemente de su pensamiento o de su ubicación política.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: lunes, 08 de noviembre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 02 de noviembre del 2021 y está en el enlace: ¿Podria Venezuela regresar a la prosperidad del pasado?

jueves, 26 de enero de 2012

Cómo Salvar a un País de su Crisis Económica

Antes de comenzar con el tema de este artículo, debo dejar claro que considero a la democracia, como la mejor forma de gobierno para un país y que no estoy de acuerdo con la alineación a ninguno de los tipos de pensamiento político, ya sea capitalismo, socialismo o totalitarismo, porque cada una de esas tendencias ideológicas, podría tener algunas características buenas y otras perversas, donde las buenas inciden para bien, en el gobierno de las naciones y en el nivel de bienestar de sus pueblos y satanizarlas de forma dogmática, sería una insensatez.

Por otra parte he tomado como ejemplo a un país y parte de su historia monetaria, para evitar que este artículo sea solo una fábula, en vez de un caso real de análisis, que indicará como evitar y superar los errores de los gobernantes de otras naciones del mundo, quienes caen en crisis económicas, sin perder de vista que cada país tiene sus propias fortalezas y debilidades y que en la economía, por ser una ciencia inexacta basada en observaciones empíricas, no hay recetas universales rígidas para resolver los problemas.

El país elegido para este artículo es Venezuela, que es una tierra de gracia, con abundancia de recursos naturales tales como: climas moderados, costas, ríos, tierras fértiles, oro, petróleo, gas, hierro, aluminio, mezcla de razas, gente laboriosa y mujeres bellas, entre otras cosas. En pocas palabras, Venezuela es un paraíso, donde el denominador común debería ser la prosperidad de su gente y no una tragedia de Tántalo.  Adicionalmente solo relataré los hechos monetarios más relevantes al artículo, desde comienzos del siglo XX hasta el día de hoy, para no cansar al lector con demasiados detalles.

En 1918 el general Juan Vicente Gómez, quien era presidente de la nación, estableció una ley de la moneda, para emitir el Bolívar-Oro, anclando la moneda nacional al oro, al establecer una equivalencia de 0,29 gramos de oro por cada bolívar emitido y donde el ciudadano podía cambiar en el banco sus billetes por oro físico, debido a que los bancos estaban autorizados para imprimir billetes, siempre que mantuvieran en sus bóvedas las reservas de oro necesario para respaldar el papel moneda. Además de este acierto, Juan Vicente Gómez pagó las deudas externa e interna, algunas de las cuales venían desde tiempos de la independencia y evitó endeudarse, con lo cual se logró una primera independencia económica, que sentó las bases de la futura democracia y el progreso en el país, apalancado por el principal recurso natural que representa el petróleo y asesorado por lo mejor de la intelectualidad de su época.

Con la creación del Banco Central de Venezuela (BCV) en 1939, la emisión del papel moneda y la acuñación de monedas de metal, pasaron a ser responsabilidad del BCV, quien también estaba obligado a mantener las reservas en oro en sus bóvedas, que eran requeridas para respaldar las emisiones de papel moneda, de manera estricta.

En 1974 el presidente Carlos Andrés Pérez, reformó la ley del BCV y quizás de buena fe, pero mal asesorado en materia monetaria, tomó la decisión de cambiar el anclaje del bolívar que había sido el oro desde 1918, por el anclaje del bolívar al dólar, que para ese momento era ya dinero fiduciario, después del desconocimiento de los acuerdos de Bretton Woods en 1971,  por parte de presidente norteamericano Richard Nixon y a partir de ese momento, a pesar del incremento del precio del barril de petróleo, después de la crísis petrolera de 1973 y aunque  se nacionalizó el petróleo en 1976, se comenzó a relajar la relación existente entre las reservas en divisas en el BCV y la cantidad de moneda nacional emitida y así empezaron a aparecer los primeros síntomas de la alta inflación, que ha arruinado al país y su gente hasta el día de hoy, producto de las devaluaciones, los endeudamientos y las emisiones de dinero inorgánico, que los economistas keynesianos recomendaron a todos los gobiernos sin excepción y que estos aceptaron independientemente de su pensamiento político.

Cabe destacar que la inflación junto con las medidas económicas erradas que la generan, se convierten en un Leviatán perverso, que produce la gran cantidad de males que aquejan al país y a su gente, dentro de los cuales están la pobreza crítica, el desempleo, la escasez de productos, el hambre, la delincuencia, la inseguridad, la especulación y la corrupción.

Las políticas económicas erradas, son aplicadas hasta la fecha sin que haya protestas y bajo la justificación engañosa de que con esto se logrará aumentar y diversificar las exportaciones no tradicionales o que estas medidas son tomadas para obtener fondos para  gastos sociales, que mejoren el nivel de vida de la gente, pero la realidad es que con ellas, quienes más se benefician son:  los peculadores del erario público, los especuladores financieros, los bancos y los deudores, sin importar que se destruyan los ahorros, la inversión, el empleo y las empresas de la economía real, con una inflación creciente y una incertidumbre, que crea el clima perfecto para potenciar la especulación financiera y con el agravante del daño moral que se causa a la empresa privada, a quien le resulta mejor negocio hacer manejos monetarios con las divisas, que dedicarse a la producción de bienes y servicios.

Los políticos y los gobiernos a su vez creen erróneamente que esas medidas los benefician, pero no se dan cuenta que también pierden su capital político representado por su popularidad y terminan despreciados y olvidados por su pueblo, quien solo busca una nueva elección, para cambiar de gobierno, con la mala suerte de que en algunos casos el nuevo gobierno resulta peor que el anterior.

En Febrero de 1983, el presidente Luis Herrera hizo la primera devaluación de la moneda, después del anclaje del bolívar al dólar y de ahí en adelante han ocurrido devaluaciones, controles de cambio, reconversión monetaria, emisiones de moneda sin respaldo, emisiones de deuda y creaciones de leyes de ilícitos cambiarios entre otros, que han sido un paraíso para la especulación financiera y que además se han convertido en más combustible para alimentar al monstruo de la inflación y la corrupción, llevando a la ruina económica del país.

Una preocupación existente del ciudadano común en este momento, es que ningún precandidato de la oposición para la elección el 12/02/2012, quien competirá para la presidencia de la república en Octubre del mismo año, ni la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que agrupa a la oposición, ni el candidato del Gobierno, hablen sobre el tema de fortalecer la moneda, que junto con el aumento de la producción petrolera y en el futuro, con el rescate de la agricultura y la industria, serán las únicas medidas que permitirán generar la prosperidad y la confianza en el país, que todos desean.

También preocupa el hecho de que los precandidatos y candidatos actuales de todas las tendencias políticas, que aspiran a convertirse en gobernantes en el año 2013, sean asesorados por economistas sesgados, que quieran seguir aplicando las mismas recetas económicas fracasadas del pasado, las cuales solo han favorecido a los especuladores financieros.

Adicionalmente los periódicos del país, que pregonan tanto la libertad de expresión, no tocan estos temas, ni permiten que las personas que hacen comentarios relacionados a los mismos, hagan referencias a enlaces de este tipo de blogs, que ayudan a los lectores a visualizar todas las aristas del problema económico del país.  

Sería muy beneficioso que los actores de la economía real, los políticos, los economistas y el gobierno, trataran con rigurosidad el tema económico del fortalecimiento de la moneda, regresando al anclaje del bolívar al oro y devolviendo la autonomía al BCV, para que cumpla su función de conservar el valor del signo monetario, en vez de ofrecer dádivas graciosas para paliar la pobreza y el desempleo, debido a que esas dádivas son acciones populistas de corto plazo, que deben ser temporales puesto que serán ineficaces e insostenibles en el tiempo.

Quiero hacer hincapié que solo con el fortalecimiento de la moneda, la disciplina monetaria y fiscal y el incremento de la producción petrolera, se iniciará una nueva etapa para que la gente reciba el beneficio de las resultas petroleras, en una forma diferente a las dádivas gubernamentales, debido a que habrá inversión, ahorro y trabajo de calidad de manera sustentable.

Si el anclaje del bolívar al oro implantado por Juan Vicente Gómez se hubiera mantenido en el país, teniendo en cuenta que hoy una onza troy de oro se cotiza en US$ 1.721,10 en fecha 26/01/2012 a las 13:00, hora en la que estoy escribiendo este artículo, los 0,29 gramos equivalentes a un bolívar-oro usado en Venezuela desde 1918 hasta 1974, valdrían US$ 16,04 lo que a la tasa de cambio oficial actual de 4,30 Bs/US$  significa Bs. 68,97. Para ser más claro, con un bolívar-oro de principios del siglo XX se podrían comprar hoy 16,04 dólares americanos. Hoy para comprar un dólar, se requieren 4,30 bolívares, que es el tipo de cambio oficial.

Venezuela cuenta con minas de oro y reservas de oro en el BCV, de aproximadamente 400 toneladas, que representan un legado y el ahorro de generaciones anteriores, quienes tomaron esas previsiones sensatas, para salvaguardar el patrimonio de los venezolanos, de futuras crísis económicas y que ahora servirían para el anclaje del nuevo bolívar al oro. Adicionalmente el país posee reservas de petróleo y gas, que permitirían financiar su presupuesto por 300 años.

Se espera que en un futuro no muy lejano, el gobierno que salga elegido en las elecciones del 07 de Octubre de 2012,  tenga la visión y la voluntad política para tomar las medidas monetarias y fiscales apropiadas, basadas en el petróleo y en el regreso al patrón oro,  lo que creará las bases sólidas para obtener la verdadera independencia económica y el fin de la inflación, la pobreza y la especulación financiera, que han sido las plagas que han azotado al país desde hace 4 décadas.

A continuación se muestra un gráfico histórico con la relación existente, entre la inflación en Venezuela y los patrones oro y dólar entre 1918 y 2011.




Como se puede observar en el gráfico anterior, mientras el bolívar estuvo anclado al oro, la inflación estuvo la mayor parte del tiempo por debajo del 11%, tendiendo a cero y en algunos casos fue negativa, presentándose el fenómeno conocido como deflación, que es lo opuesto a la inflación; es decir que los costos y los precios de los productos bajan, lo que representa un aumento del salario real para los trabajadores.

Nótese que una vez ocurrido el anclaje del bolívar al oro en el año 1918, la inflación fué de 3,3%, pero debido a los efectos de la postguerra relacionada con la primera guerra mundial, en el año 1919 la inflación fué de 16,60% y en 1920 fué de 15,50%, sin embargo el gráfico muestra una pendiente negativa, que  en 1921 llevó a la inflación a tener un valor de 24,80% negativo. El pico observado en la década de 1940, se explica por el impacto de la Segunda Guerra Mundial que ocurrió entre 1939 y 1945 y además por los efectos de la postguerra, lo cual generó escasez de productos e inflación a nivel mundial. La variación mostrada entre 1949 y 1950, se explica por el método de calcular la inflación, al cambiar la fuente de datos de Asdrúbal Baptista al BCV.

Desde 1950 y hasta 1972, la pendiente de la curva es casi plana y el valor de la tasa de inflación  fluctúa alrededor de cero. En Octubre de 1973 ocurre la llamada crísis del petróleo, que produce inflación a nivel mundial y que explica el pico observado en 1974 de 11,84%, cuando se abandonó el patrón oro. A partir de 1974 y hasta hoy, el comportamiento de la inflación ha sido errático y en la mayoría de los casos de más de dos dígitos, mostrando su pico más alto de 103,24% positivo en 1996.

El anclaje del bolívar al oro se mantuvo vigente desde 1918 hasta 1974 por 56 años y durante ese período la inflación promedio fué de 1,30%, lo que significa que la mitad del ahorro se destruía cada 77 años, ceteris paribus; mientras que el patrón dólar ha estado vigente desde 1974 hasta hoy, pero como los datos disponibles llegan hasta el 2011, son 38 años para efectos del cálculo, así tenemos que bajo este patrón, se ha generado una inflación promedio de 27,30%, lo que implica que la mitad del ahorro se destruye cada tres años y medio, ceteris paribus. Hay que tener presente que sin ahorros no hay inversión y que un cambio de gobierno sin cambió de políticas económicas, representa más de lo mismo.

Debido a que con una inflación anual promedio del 27,30%, la mitad de los ahorros se destruye cada tres años y medio, convirtiéndose en cero con el paso del tiempo, a continuación vamos a analizar los impactos de la inflación para el país:

1. La gente no puede ahorrar para dar una cuota inicial que le permita comprar activos duraderos, como por ejemplo una vivienda digna y termina construyendo ranchos.

2. Una forma de proteger los ingresos es endeudarse y consumir, no pudiendo ahorrar para cubrirse en caso de una enfermedad, cuando se queden desempleados o en la edad de retiro.

3. Las empresas tienen problemas laborales por la exigencia de los sindicatos para obtener mejores sueldos y salarios, haciendo que algunas cierren, generando desempleo.

4. Los costos de producción aumentan y con ello los precios, generando acaparamiento y especulación con los productos.

5. Las empresas para proteger sus patrimonios se endeudan para comprar moneda extranjera y aplauden las devaluaciones que sirven para licuar sus deudas, convirtiéndose en especuladores monetarios, dejando de generar empleos y producir bienes y servicios, generando escasez.

6. Los bancos relajan sus políticas crediticias, para colocar el exceso de liquidez monetaria y algunos quiebran; de tal forma que deben ser auxilados por el estado, quien emite más dinero inorgánico para pagar a los depositantes y debido al factor multiplicador bancario, por cada nuevo bolívar de la base monetaria que se deposite, se generan otros 9 bolívares adicionales, con cada crédito otorgado, incrementando nuevamente la liquidez en el mercado financiero y generando más inflación.

7. Los gobiernos crean leyes de control de cambios, control de precios y de ilícitos cambiarios que son ineficaces y producen burocracia, corrupción, cierre de empresas y fuga de capitales.

8. La gente que está desempleada o gana muy poco, tiene pocas opciones para sobrevivir que son entre otras: la economía informal, la delincuencia, la corrupción o los subsidios por parte del estado.

9. Al estado para financiar los gastos burocráticos y sociales no le alcanzan los impuestos ni los demás ingresos y termina repitiendo el ciclo de: Devaluar, Emitir dinero inorgánico y Endeudarse, generando más inflación.

El análisis anterior con datos históricos de 94 años (casi un siglo), nos conduce a establecer la afirmación, de que el anclaje del bolívar al oro, fué y será la mejor forma de controlar los niveles de inflación de Venezuela y con ello estabilizar la economía. A pesar de lo obvio  de esta verdad, los economistas de pensamiento keynesiano, siguen tratando inútilmente de resolver los fenómenos inflacionarios, aplicando devaluación, endeudamiento y emisión de dinero inorgánico, debido a que sería un cisma para ellos aceptar que John Keynes se equivocó en sus teorías macroeconómicas, que solo funcionan en el corto plazo y se volvió a equivocar cuando recomendó a los paises del mundo, abandonar el patrón oro.


Alejandro Uribe: Economía y Política

Ingeniero, Consultor de Empresas 


Jueves, 26 de Enero de 2012
 
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