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jueves, 17 de noviembre de 2022

Irracionalidades belicistas

La guerra es un conflicto de tipo social entre grupos humanos, donde se impone la violencia, el caos, la destrucción y la muerte; al que se recurre como última instancia de manera insensata y peligrosa, cuando los participantes no logran resolver sus diferencias mediante el diálogo, la negociación, la conciliación y la diplomacia.

Las causas de la guerra pueden ser económicas, religiosas, políticas o geopolíticas, donde se busca imponer la hegemonía de un grupo social sobre otro grupo y en la mayoría de los casos los objetivos son: someter, esclavizar, expoliar, destruir o apropiarse de los recursos humanos, naturales y activos de los perdedores, recurriendo en casos extremos a genocidios, pues es tal el grado de irracionalidad hacia el que se escala, que se pierde la sensibilidad humana y los hombres se convierten en fieras salvajes.

Los conflictos bélicos han existido desde la época de las cavernas y han azotado a la humanidad en todas partes del mundo, pero específicamente del continente europeo tenemos mucha historia de sus guerras, como fueron las de: Alejandro Magno, el imperio romano, las cruzadas, las guerras napoleónicas, la segunda y la tercera guerra mundial, entre otros muchos conflictos de gran intensidad y altos niveles de crueldad, que causaron hambrunas, migraciones, muerte y destrucción de esa zona del mundo, que ha sido la cuna de nuestra civilización occidental.

Siendo el hombre el único animal que tropieza más de una vez con la misma piedra, actualmente Europa por enésima vez, está tratando de ser involucrada en una tercera guerra mundial, que a diferencia de las guerras anteriores que eran de suma cero –donde lo que pierden unos lo ganan otros– esta es una guerra de suma negativa, donde todos lo perderemos todo –así creamos no tener velas en ese entierro–, debido a que existe la alta posibilidad de desencadenar un apocalipsis de carácter nuclear, que destruirá al planeta junto con la civilización humana, incluyendo aquellos que piensan que esta locura los beneficiará, como son los perros de la guerra y los vampiros económicos que ya han destruido a la economía mundial, con sus prácticas especulativas que generan caos y ruina, mediante el uso y el abuso de las devaluaciones de las monedas, debido a que ninguna divisa fiduciaria actual está en capacidad de conservar el valor del dinero.

En este caso particular de enfrentamiento entre Rusia y Ucrania, el conflicto se ha mantenido activo por más de 7 meses y ha ido escalando hasta tal punto, que el 26 de septiembre de 2022, producto de presuntos sabotajes a la infraestructura energética de Europa, propios del comportamientos de terroristas irresponsables, han ocurrido 4 explosiones en el mar Báltico en los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que transportaban gas natural desde Rusia hacia Alemania, lo que ha hecho que grandes inversiones mil millonarias en Euros se pierdan de manera irreversible y lo peor, es que de esa manera, Europa llega a un punto de no retorno y sufrirá en toda la intensidad los rigores del invierno presente y sus ciudadanos y empresas ya están quebrando, por factores tales como son la devaluación de su moneda, los altos precios y la falta de energía, para poder mantener en funcionamiento su agricultura y sus industrias, que son dependientes del gas y la electricidad.

Pero todavía se puede hacer algo de carácter racional para cambiar el rumbo hacia este desastre mundial, que es otra crónica de una muerte anunciada.

En primer lugar, hay que solicitar que líderes mundiales inteligentes, racionales, sensatos y pacifistas de la talla de: Antonio Guterres –secretario general de la ONU–, el Papa, Xi Jinping, el rey Carlos III y otros líderes mundiales de buena voluntad, intervengan con una diplomacia eficiente y eficaz, para negociar inicialmente una tregua y un cese al fuego entre Rusia y Ucrania –al menos mientras pasan los 3 meses del invierno actual– que permita reunir en paz a los presidentes Putin con Zelenski, para desescalar la locura belicista existente, que solo conviene temporalmente a los perros de la guerra y a los vampiros económicos de la especulación, para que Rusia y Ucrania lleguen a acuerdos razonables, honorables, convenientes y justos, para las dos partes y para el resto de Europa y el mundo, teniendo en cuenta que al menos el señor Vladimir Putin ha manifestado su voluntad de hacer un alto al fuego.

En segundo lugar, muchos países de Latinoamérica desde México hasta Argentina, estaríamos dispuestos y muy complacidos a abrir nuestras fronteras, para recibir a todos aquellos europeos que quieran venir en paz –emulando el comportamiento de las aves migratorias– para evitar los efectos de las bajas temperaturas invernales, que con toda seguridad los hará sufrir, enfermarse o hasta morir y si algunos de ellos deciden radicarse permanentemente en nuestras tierras, para trabajar, invertir y producir, donde existe energía renovable y muchos recursos naturales, serán bienvenidos, tal como ocurrió en épocas anteriores, durante las guerras mundiales pasadas o la guerra civil española, cuando muchos de nuestros ancestros llegaron arruinados y enfermos a estas latitudes.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: 17
 de noviembre de 2022

en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 04 de octubre del 2022 y está en el enlace: Irracionalidades belicistas

El ocaso de la sociedad humana

En las diferentes culturas y con el paso del tiempo, ocurren diversos cambios que generan tendencias nuevas del comportamiento humano, siendo algunas de ellas negativas, pues se convierten en aberraciones y perversiones, que hacen retroceder el progreso de las sociedades, contribuyendo a desmejorar el nivel de vida y a relajar la moral, las buenas costumbres, las virtudes, los principios y los valores de los ciudadanos que hacen parte de dichas sociedades.

Dentro de las aberraciones y perversiones observadas en la sociedad actual, se pueden mencionar algunas como son: la legalización de las sustancias narcóticas, la promoción del aborto generalizado, la normalización de las desviaciones sexuales, el apoyo a la pederastia, la confrontación entre los dos sexos, la ideología de géneros, la apología a la violencia y al odio, la promoción de invasiones y bloqueos a los países para apropiarse de sus activos, el apoyo a las guerras genocidas y finalmente, la satanización de las buenas prácticas y costumbres que producen la riqueza real de las naciones –que son bienes, servicios y conocimientos– haciendo creer a los ciudadanos honestos pero ingenuos que: trabajar, estudiar, investigar, ahorrar, invertir y producir, son actividades propias de los estúpidos.

Lo anterior conduce a que la juventud se corrompa y abandone los deseos de vivir, estudiar y prepararse para progresar en el futuro y así es como se observan tragedias no solo en los países pobres, con la delincuencia y la emigración masiva, sino también en los más poderosos del mundo, tales como son los casos de los zombis de Filadelfia y otras ciudades de Estados Unidos, donde la juventud está esclavizada por el consumo de drogas ilícitas o los hikikomoris y las chicas oferentes de pornografía y prostitución digital en los ciber cafés del Japón por citar solo dos casos específicos.

Infortunadamente, existen grupos de especuladores quienes han obtenido su riqueza billonaria, mediante prácticas parasitarias, que aunque son fraudulentas se consideran legales por el uso y costumbre y que se basan en el relajamiento de los principios éticos en los negocios, como es la perversión de enriquecerse sin trabajar ni producir nada, solo especulando en todas las modalidades: comercial, financiera, monetaria y cambiaria, siendo que a la vez esos grupos delincuenciales destinan gran parte de lo obtenido por sus malas artes, para crear un caos mundial y promover las distorsiones en el comportamiento de la sociedad en los tiempos presentes.

Dentro de los especuladores más conocidos a nivel mundial, están aquellos que llevaron a la quiebra al banco de Inglaterra el 16 de septiembre de 1992 –fecha conocida como el miércoles negro– donde individuos apalancados por dinero ajeno, tomado a crédito de los fondos de cobertura y de retiro de los jubilados, obtuvieron ganancias por 1.000 millones de dólares en un solo día y como no recibieron ningún tipo de penalización ni sanción, usando las prácticas de promover las devaluaciones de las monedas, desencadenaron después otra crisis financiera en el sudeste asiático, que empezó el 2 julio de 1997, desestabilizando y arruinando a países exitosos tales como eran: Tailandia, Malasia, Indonesia, Filipinas, Taiwán, Hong Kong y Corea del sur y estas malas artes han continuado utilizándose de forma permanente hasta la fecha actual, mediante la manipulación de la semántica, donde se le llama inversor al especulador y así se aprovechan de la ignorancia para confundir a los ingenuos.

Los especuladores no solo han acumulado gran cantidad de dinero mal habido, que mantienen oculto e improductivo en paraísos fiscales de naciones alcahuetas, sino también poseen un gran poder político a nivel mundial, pues han corrompido a: intelectuales, académicos, empresarios, políticos, influenciadores, medios de comunicación, universidades e instituciones internacionales y también han creado cientos de fundaciones, asociaciones y organizaciones no gubernamentales, que en nombre de supuestas: libertad, democracia y defensa de los derechos humanos –que son solo caballos de Troya para manipular y engañar a la gente– puesto que se financian con el dinero negro que han ganado expoliando y arruinando a naciones y ciudadanos, donde han impuesto como gobernantes y funcionarios a pelmazos considerados por ellos como sus “asociados confiables”.

Esos especuladores mencionados han creado diversas instituciones de fachada para: preparar, financiar, manipular e imponer a politiqueros a su conveniencia, prefiriendo a los más ignorantes, incapaces y corruptos, quienes para generar caos se encargan de promover aberraciones del tipo: legalización de narcóticos, promoción del aborto, normalización de las desviaciones sexuales o el apoyo a las prácticas pederastas entre otras vagabunderías, pero adicionalmente esos politicastros son los representantes de quienes los financian para imponer reglas, decretos y leyes que favorezcan los negocios oscuros de sus financistas, sin que les importen los problemas, el sufrimiento o las penurias de sus electores.

Quizás la peor perversión que existe con relación a los especuladores, que en su mayoría son ancianos decrépitos, avaros, inhumanos e irresponsables, quienes están viviendo sus últimos días, es que son enemigos de la paz, la vida, la conciliación, la tolerancia, la diplomacia y la cooperación internacional y por eso representan un grave peligro para el futuro de la humanidad, pues se oponen a solucionar los conflictos geopolíticos, mediante diálogos, conciliaciones y negociaciones diplomáticas y si aquellos líderes mundiales pacifistas, que tienen visiones de verdaderos estadistas no logran convencerse a sí mismos y convencer al mundo, que las confrontaciones bélicas no convienen a las grandes mayorías, pues solo dejan, muerte, hambre, ruina, destrucción, dolor y la probable contaminación radiactiva de este planeta, que aún no cuenta con un sustituto hacia donde pueda emigrar la raza humana.

Respecto a la especulación comercial, considero que es una gran perversión la mala praxis de dejar que los alimentos se deterioren y se pudran o que su fecha de vencimiento caduque y haya que botar a la basura o destruir una gran cantidad de productos alimenticios, pues algunos irracionales pretenden mantener ofertas inelásticas, donde aunque haya mucha producción y abundancia, esos comerciantes se niegan a ajustar los precios hacia abajo, para obtener ganancias por volumen de ventas, de modo que los ciudadanos puedan adquirirlos con sus salarios subvaluados y los más desfavorecidos de la sociedad no tengan que ir a buscar sus alimentos podridos o vencidos a los basureros, como ocurre en muchas naciones, lo cual implica también que los productores dejan de producir al no haber demanda de lo producido por querer mantener salarios reales miserables con los precios cartelizados e inflados por parte de los comercializadores, que quieren manipular las fuerzas de oferta y demanda y luego solicitan la disminución del encaje legal, para pedir créditos blandos y usar el dinero ajeno que les permita reponer el inventario de los productos que prefirieron perder, en vez de colocar precios de oferta.

Finalmente, debido a las censuras existentes contra la libertad de expresión y las opiniones de los pacifistas, quiero incluir una opinión edulcorada, respecto a la guerra de Rusia vs Ucrania, mediante el uso de una parábola trivial:

En un bosque cubierto de nieve vivían en paz un conjunto de animales, dentro de los cuales había un lobo y un oso que querían comerse mutuamente, pero como no encontraban justificación para despedazarse entre sí, crearon un casus belli con otro habitante del bosque, para que los demás pobladores se vieran obligados a involucrarse y como en medio de esa selva vivía una niña conocida como caperucita roja, a quien también deseaban comerse los dos carnívoros –caperucita llevaba en su cuerpo cicatrices que le habían producido ataques de un par de perros locos que existieron en el pasado, llamados Hitler y Napoleón– entonces el lobo y el oso procedieron a despojar a caperucita roja de su abrigo de piel para que se muriera de frío y así debilitarla para poderla devorar, pero como los demás habitantes y vecinos empezaron a tomar partido por alguno de los atacantes, se inició una pelea entre todos los animales, lo que destruyó a ese bosque y al vecindario con todos sus seres vivos.

Moraleja: Si los líderes mundiales inteligentes, racionales, sensatos y pacifistas como son: Antonio Guterres, el Papa, Xi Jinping, el rey Carlos III y otros líderes de buena voluntad no intervienen a tiempo a través del uso de una buena diplomacia en este conflicto mundial, para des escalar lo locura belicista existente, los especuladores junto a los perros de la guerra, producirán un apocalipsis global, que destruirá al planeta con todos sus habitantes, como ocurrió en la parábola citada.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: 17
 de noviembre de 2022

en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 27 de septiembre del 2022 y está en el enlace: El ocaso de la sociedad humana