La democracia es una forma de gobierno muy apreciada en nuestra cultura occidental, que se heredó de los antiguos griegos y este sistema de gobernanza es promocionado desde hace al menos 2.500 años –a pesar de la opinión adversa de Sócrates– que, en condiciones normales debería ofrecer a las sociedades que la utilizan, algunas fortalezas y virtudes fundamentales tales como son:
1.- Participación ciudadana: Donde los electores tengan la oportunidad de participar activamente en los procesos políticos a través de elecciones, para postularse y escoger a sus representantes, pero esas elecciones deberían ser: libres, transparentes, honestas, confiables y verificables, que se complementen con la participación por otros medios tales como son las asambleas públicas y los grupos de interés.
2.- Responsabilidad
política: Teóricamente los líderes políticos que son elegidos por el pueblo
están sujetos a la rendición de cuentas y esto debería asegurar que esos líderes
estén atentos a resolver las necesidades y las preocupaciones de la sociedad a
la cual representan.
3.- Derechos y
libertades: Los derechos y libertades de los ciudadanos deberían estar
protegidos por leyes y normas constitucionales en una democracia verdadera y aquí
se incluyen derechos tales como son: la libertad de expresión, el debido
proceso y todos los demás derechos humanos.
4.- Estabilidad
política, económica y social: Las democracias tienden a ser más estables que
otras formas de gobierno, ya que el cambio de liderazgo se debería producir de
manera pacífica a través de elecciones.
5.- Desarrollo
económico: La democracia como forma de gobierno es beneficiosa para el
desarrollo económico de las naciones, pues fomenta la confianza de los
inversores y el comercio internacional.
Como toda
creación del hombre no es totalmente perfecta, la democracia tiene ciertas
debilidades tales como son entre otras:
1.- Desigualdad:
Aunque esta forma de gobierno se basa en la igualdad de oportunidades, en la
práctica puede haber desigualdades en el acceso a la participación política, por
factores como son: la riqueza o la pobreza, la educación o la ignorancia y la
ubicación geográfica.
2.- Toma de
decisiones lenta: El proceso democrático es lento, ya que requiere que se tomen
decisiones por consenso y que se tengan en cuenta las opiniones de una amplia
variedad de grupos de interés, lo que hace difícil tomar decisiones rápidas,
eficientes y eficaces en un corto plazo.
3.- Influencia
de ciertos intereses particulares: Los grupos de interés con recursos
financieros o políticos, pueden tener una influencia desproporcionada en el
proceso democrático y en las decisiones políticas, lo que afecta la
representatividad y la justicia del sistema democrático.
4.- Desconfianza
de los ciudadanos: La gente puede perder la confianza en el sistema democrático
y en sus líderes políticos por: la corrupción, la incapacidad, la compra de
votos, el uso del marketing y las encuestas amañadas para engañar a los
ingenuos, la desconexión de los políticos con los problemas de los ciudadanos y
lo que es peor, por la manipulación de las cifras en los sistemas electorales,
lo que debilita la legitimidad del sistema y disminuye la participación
ciudadana.
5.- Existencia
de populismo y demagogia: Algunos líderes populistas o demagogos, pueden
aprovecharse de la desconfianza del público en el sistema democrático y obtener
el poder mediante promesas de soluciones simples a problemas complejos, lo que
afecta la estabilidad y la justicia del sistema democrático.
En mi
opinión, la mayor debilidad de la democracia –que representa su pata más corta–
es el financiamiento de los políticos por parte de una élite económica non sancta,
que está compuesta principalmente por: especuladores, delincuentes financieros,
corruptos, estafadores y traficantes, lo que tiene un efecto perverso sobre el
sistema democrático y lo deteriora de varias maneras:
1.- Da lugar a
una influencia desproporcionada en las políticas y decisiones gubernamentales
por parte de esos grupos económicos, para crear políticas públicas sesgadas,
que solo favorezcan a los intereses de las élites financistas, en lugar de
beneficiar a la sociedad en general.
2.- El
financiamiento de los políticos por parte de las élites económicas mencionadas,
también puede crear conflictos de interés y gran corrupción, pues los políticos
que ejercen el poder pueden sentirse inclinados a favorecer solo a sus
patrocinadores económicos a expensas de la sociedad en general y esto puede
erosionar la confianza de la gente en la democracia y dañar la integridad del
sistema político.
3.- Aparición e
imposición mediante manipulación de seudo líderes políticos defectuosos, prefabricados
a conveniencia de manera improvisada –al estilo de Forrest Gump, quien según la
película homónima, fue un joven de intelecto deteriorado, que tuvo muchos
seguidores en su corredera sin rumbo de una maratón que duró 3 años de costa a
costa en EE.UU, quienes no sabían que querían ni para donde iban– y los líderes
de utilería muestran: deficiencias, debilidades, incapacidades, rabo de paja
metafórico y gran insensibilidad humana, tales como son por citar algunos
señores: Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile, la figura de un
presidente interino en Venezuela o Volodímir
Zelenski en Ucrania, que fueron impuestos extrañamente de manera
“democrática”, en países muy ricos en recursos mineros, quizás con el objetivo
de crear caos, para justificar intervenciones y acciones oscuras sobre esas y
otras naciones, donde la población termina pagando por toda la eternidad los
platos rotos de políticos ineficientes e incapaces, con inestabilidad: económica,
política, social o en el peor de los casos con guerras.
4.- Este
financiamiento interesado de políticos también puede socavar la igualdad de
oportunidades en la democracia, pues los políticos con mayor acceso al
financiamiento pueden tener una ventaja significativa sobre sus rivales en las
elecciones y pueden ser más propensos a ser elegidos y reelegidos, lo que
perpetúa la desigualdad y la exclusión en el sistema político, conduciendo
finalmente a tiranías y dictaduras eternas, como la existente en Nicaragua.
Finalmente, algunas
de las características que debería poseer un presidente de una nación elegido democráticamente,
para que su gobierno sea exitoso son:
1.- Honestidad e
integridad: pues estas cualidades son esenciales para ganar la confianza y el
respeto de los ciudadanos.
2.- Empatía y
habilidades para escuchar: Debe ser capaz de ponerse en el lugar de los demás y
escucharlos, para comprender y abordar los problemas y las necesidades de la
población.
3.- Liderazgo y
habilidades en la toma de decisiones: Tiene que asumir el rol de líder real y
tomar decisiones acertadas para guiar al país hacia el éxito.
4.- Experiencia
y conocimiento: La experiencia y el conocimiento en cuestiones políticas y
económicas es necesaria para tomar decisiones sensatas, racionales y adecuadas.
5.- Comunicación
efectiva: Requiere comunicarse de manera clara y efectiva tanto con los
ciudadanos como con el resto de la comunidad política y económica a nivel
nacional e internacional.
6.- Visión y
planificación a largo plazo: Necesita tener una visión clara y un plan de
gobierno a largo plazo para la nación y debe poder llevarlo a cabo de manera eficiente
y eficaz.
7.- Responsabilidad
y transparencia: Debe ser responsable y transparente en su gobierno y tiene que
rendir cuentas ante la población y el Congreso nacional, el cual debe ser un
ente independiente, honorable y honesto, para poder equilibrar los poderes y
evitar los abusos del poder ejecutivo y debe ser capaz de defenestrar al
presidente si hay causas válidas para hacerlo, en vez de estar compuesto por
individuos que solo buscan cómo apropiarse de los bienes de la nación o recibir
dineros provenientes de orígenes oscuros.
8.- Apertura al
diálogo y la cooperación: Debe ser abierto al diálogo y a la cooperación con
otros líderes y países, para abordar los problemas locales y globales y
promover la paz, el progreso, el bienestar, la prosperidad y la estabilidad.
9.- Inteligencia:
Debe ser muy inteligente y tener una comprensión profunda de los problemas que
enfrenta el país y cómo solucionarlos adecuadamente.
10.- Trabajo en
equipo: Un buen presidente debe ser capaz de trabajar en equipo y rodearse de
los mejores asesores y expertos en las diversas áreas, para establecer
relaciones positivas con otros líderes y elementos de su gobierno.
11.- Responsabilidad
social y sensibilidad humana: Es necesario tener un compromiso con la justicia
social y trabajar para mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos
sin exclusiones.
12.- Respeto: Debe
ser respetuoso de los derechos y la dignidad de todos los miembros de su comunidad
y tratar a todos con equidad, que es una mezcla de justicia con igualdad.
13.-
Supervisión y exigencia: Es necesario que tenga la capacidad de hacerle
seguimiento a los proyectos que se manejen durante su gobierno y tener cero
tolerancias con sus colaboradores que sean ineficientes, incapaces o corruptos,
quienes deben ser expulsados de sus funciones sin contemplación.
14.- Fortaleza
e independencia: Debe tener la capacidad de ser fuerte e independiente para no
ser: influenciado, manipulado, corrompido, sometido o engañado, en la toma de
las decisiones, que siempre deben orientarse hacia la salvaguarda de los
intereses supremos de la nación.
El ciudadano
que tenga la mayoría de estas cualidades deseables –independientemente de su
ubicación política– será el candidato ideal para dirigir democráticamente los
destinos de una nación de manera exitosa –en conjunto con el poder legislativo
y judicial– teniendo en cuenta que tendrá disponibles todos los recursos del
país y también el apoyo de la mayoría de la población, por un tiempo limitado y
que en una democracia sana no debería volver a postularse para un nuevo periodo
presidencial, porque esta práctica conduce a las tiranías: corruptas,
ineficientes y eternas.
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: 11 de enero de 2023
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 10 de enero del 2023 y está en el enlace: La pata coja de la democracia