Revisando las estadísticas de frecuencia semanal del BCV al 2 de diciembre de 2022, podemos observar que la base monetaria –que es el dinero que genera el banco central de Venezuela– era de 14.437.683.463 bolívares, mientras la liquidez –que es la oferta monetaria total– era de 18.396.358.376 bolívares, lo cual implica que hay un diferencial entre liquidez y base monetaria de 3.958.674.913 bolívares, que es un dinero adicional creado por la banca comercial al otorgar créditos, siendo que en términos porcentuales el 78% de la liquidez corresponde a la base monetaria, mientras que el 22% corresponde al diferencial adicional, que no es un pasivo monetario del BCV, pero además, se observa que en las dos semanas anteriores a la fecha indicada hubo un incremento de liquidez del 26%, lo cual genera presiones inflacionarias y alta demanda de divisas.
Para la fecha 2 de diciembre de 2022 el tipo de cambio BCV era de 11,69 bs/dólar y si dividimos la liquidez en bolívares por el tipo de cambio oficial, obtenemos la liquidez monetaria expresada en dólares que era de 1.573.683.351 dólares, mientras que las reservas internacionales eran de 10.000.000.000 dólares, lo que implica que toda la liquidez monetaria en dólares corresponde al 16% de las reservas internacionales y esto conduce a afirmar que todos los bolívares existentes en el mercado se pueden absorber y reemplazar por divisas, con el 16% de las reservas internacionales quedando disponible el 84% restante.
Si dividimos la
liquidez monetaria en bolívares por las reservas internacionales en dólares
obtenemos una relación llamada tipo de cambio implícito que es 1,84 bs/dólar y
si ahora dividimos la tasa de cambio oficial por el tipo de cambio implícito
podemos ver que el tipo de cambio oficial es 6,35 veces la tasa de cambio
implícita, de donde podríamos concluir que la tasa de cambio oficial del BCV está
sobrevalorada con respecto al tipo de cambio implícito de referencia.
Para la fecha 9
de diciembre de 2022 la tasa de cambio oficial era de 14,13 bs/dólar lo que
representa una devaluación porcentual de 21% en una semana, que indica una
devaluación promedio diaria durante la última semana del 3%, mediante un método
conocido como crawling peg.
Si consideramos
que el salario mínimo actual es de 130 bs/mes, a tasa de cambio oficial ese
salario es de 9,20 dólares/mes o sea 0,31 centavos de dólar/día y con una tasa
promedio de devaluación diaria del 3%, dentro de pocos días el salario nominal
mensual estará cerca de cero dólares, lo que hace que dicho salario real sea
negativo, pues no alcanza ni para cubrir los gastos de transporte del
trabajador.
Por otra parte,
al colocar obstáculos para transar, comprar y vender divisas de manera libre,
desde hace varios años ha existido un mercado paralelo, donde la tasa de cambio
del mercado negro para el 9 de diciembre de 2022 era de 18,20 bs/dólar, que es
un 29% superior al tipo de cambio oficial y aquí es donde los especuladores
usan una estrategia llamada arbitraje financiero, que consiste en comprar
divisas en el mercado oficial y venderlas en el mercado negro, usando bolívares
tomados a crédito –por eso promueven la disminución del encaje legal, para
apropiarse indebidamente de ahorros y depósitos de los ingenuos– y obteniendo
ganancias diarias cercanas al 29% por cada operación efectuada –una pelusa–,
estafando así a los ciudadanos y jodiendo a la economía del país, con la
anuencia y apología de profesores de economía y supuestos expertos económicos
sinvergüenzas, que además son vendedores de encuestas amañadas y que
recomiendan devaluar permanentemente la moneda, según ellos para poder aumentar
la producción nacional y la exportación, lo cual es una falacia, si se tiene en
cuenta que desde el año 2008 se han eliminado 14 ceros a la moneda nacional, de
tal suerte que el tipo de cambio con referencia al año 2008 es de
1.413.000.000.000.000 bs/dólar o sea 1.413 billones latinos de bolívares/dólar,
que es una cifra propia de la economía de Zimbabue, sin que se haya disparado
ninguna producción y la exportación ha sido únicamente de capital financiero y
humano, porque los promotores de la devaluación recomiendan también que no se
incrementen los salarios de los trabajadores, quienes deben abandonar al país o
morir de hambre, causando problemas migratorios.
En economía
existe un supuesto de insaciabilidad –que en
palabras simples es la avaricia– que hace creer a los ingenuos que “siempre más
es mejor” sin entender los conceptos de cantidades nominales vs reales, con lo
cual se distorsiona la ley de oferta y demanda, convirtiendo en una utopía la
creencia de auto regulación de precios de bienes y servicios, mediante las
fuerzas del mercado, lo que desencadena perversiones tales como: la
especulación, el acaparamiento, el consumismo y la neoesclavitud, entre otras
distorsiones, siendo por ello necesario la participación activa de los
gobiernos, en materia de regulación de precios y salarios para evitar situaciones,
tales como las que ocurren con los oferentes de alimentos, quienes prefieren
botar a la basura un alto porcentaje de estos bienes al llegar a la fecha de
vencimiento, en vez de manejar precios racionales mediante las ofertas, para
que los ciudadanos los puedan adquirir y los comerciantes obtengan mayores
beneficios por volumen de ventas. Por esa razón considero que se deben crear
topes a los precios en dólares para los bienes y servicios, pero además en vez
de mantener especuladores y productores ineficientes, de ser necesario habrá
que abrir las importaciones, para evitar monopolios de oferta.
En Venezuela
hay falta absoluta de equidad y racionalidad económica, pues como se indicó
anteriormente, los salarios reales son tan precarios –menores a un dólar diario–
lo que genera pobreza extrema, con un salario mínimo real mensual que
representa solo 1 kilogramo de carne de res o menos, con lo cual los
trabajadores no logran recuperar su energía vital y así no pueden ser
productivos, pues un salario mínimo mensual real debería alcanzar para comprar
al menos 60 kilos de carne de res y esta situación de irracionalidad económica,
es conocida como neo esclavitud.
Si el banco
central de una nación, que tiene como objetivo mantener el valor tanto interno
como externo de la moneda nacional y la estabilidad de los precios, no logra
cumplir con sus objetivos fundamentales, debería ser eliminado y proceder a
dolarizar plenamente la economía como una alternativa válida y factible, pues
como lo he mencionado en otras oportunidades, las otras dos opciones serían:
crear una caja de conversión cambiaria o mejor aún regresar al patrón oro,
siendo que estas dos últimas opciones obligan a conservar la figura del banco
central, que debería ser un ente autónomo, eficiente y eficaz en el
cumplimiento de sus objetivos.
Con acciones
monetarias y financieras irracionales, las personas, las empresas y los países
terminan: quebrados, arruinados y endeudados, mientras se le colocan cantidades
astronómicas de ceros a las cifras que se manejan en la economía, creyendo
ingenuamente que esto es riqueza, lo cual ahuyenta tanto a los recursos humanos
como a los financieros que quieran invertir en la economía real del país.
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: 14 de diciembre de 2022
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 13 de diciembre del 2022 y está en el enlace: Notas económicas sobre Venezuela