lunes, 8 de noviembre de 2021

¿Podría Venezuela regresar a la prosperidad del pasado?

Algunos ciudadanos me preguntaron hace algún tiempo ¿será posible que Venezuela pueda regresar a la prosperidad relativa vivida por ellos y sus ancestros entre 1918 y 1983 –­­durante 65 años– cuando éramos felices y no sabíamos la razón?

Para responder a esa pregunta, revisé y analicé objetivamente parte de la historia disponible y me pregunté filosóficamente ¿qué era lo que se hacía diferente en el país en esa época, para tener una economía relativamente sana y creciente, que producía prosperidad y bienestar a los habitantes de la nación?

A continuación, expondré los hallazgos encontrados, el análisis realizado y la conclusión de esta corta pero profunda investigación:

Entre el 28 de julio 1914 y el 11 noviembre de 1918, se desarrolló la primera guerra mundial y Venezuela, por ser un país productor y exportador de petróleo, recibió un monto considerable en divisas, por el suministro de crudo a los países aliados, siendo también que en el gobierno estaba un ciudadano llamado don Juan Vicente Gómez –a quien le decían el Benemérito– y este buen líder, con su visión de estadista, emulando a Napoleón Bonaparte –quien fue el creador del franco de oro, con el que sacó a Francia de la ruina, eliminando la inflación dejada por las monarquías y los revolucionarios anteriores, convirtiéndola en un imperio–, implantó en Venezuela en 1918 una moneda llamada el bolívar oro, donde cada bolívar emitido tenía un respaldo de 0,29 gramos de oro y esa moneda estuvo vigente hasta finales de 1974, manteniendo una inflación promedio anual durante 56 años del 1,3 %, un PIB creciente y una tasa baja desempleo.

En la década de 1920, los Estados Unidos y en el resto del mundo vivieron los locos años 20, cuando se disparó: el consumo, la liquidez monetaria y el crédito bancario, mucho del cual se usó para apalancar la especulación en la bolsa con acciones de empresas –lo cual al principio genera una falsa sensación de riqueza, prosperidad y euforia, pero la experiencia demuestra, que la obtención de beneficios monetarios sin producir nada real, no es sostenible en el tiempo– y entonces, en 1929 ocurrió un crack bursátil en la ciudad de Nueva York, que quebró a bancos, empresas, ciudadanos y naciones, causando la gran depresión de los años 30, que condujo a la segunda guerra mundial entre 1939 y 1945, de tal manera que, aunque este crack no tuvo efectos colaterales graves para Venezuela, por poseer una moneda fuerte, estable y honesta, a solicitud de EE.UU, el gobierno nacional en 1929 hizo la primera devaluación, después de haber implantado el bolívar oro, pasando el tipo de cambio de 3,35 bs/dólar a 3,90  bs/dólar, para hacer más barato el crudo que exportaba Venezuela y cuyo precio era cerca de 2 dólares/barril.

Durante el mandato de don Eleazar López Contreras, siguiendo las prácticas monetarias correctas para un país exportador de crudo, en 1937 se procedió a revaluar al bolívar oro y la tasa de cambio regresó de 3,90 bs/dólar a 3,35 bs/dólar, siendo que este tipo de cambio se mantuvo estable, hasta que en 1961 en el gobierno de don Rómulo Betancourt se hiciera la segunda devaluación de 3,35 bs/dólar a 4,30 bs/dólar, tasa que se mantuvo estable hasta 1983.

Cabe destacar que, durante la segunda guerra mundial –1939 a 1945– Venezuela también recibió un monto considerable en divisas, por las exportaciones de crudo y combustibles, que eran necesarios para mover la maquinaria bélica de los países aliados y esas divisas sirvieron para apuntalar aún más las reservas internacionales y mantener la fortaleza del signo monetario nacional, que seguía estando respaldado por oro.

El 30 de diciembre de 1974, en el primer gobierno del Sr. Carlos Andrés Pérez, se publicó en la gaceta oficial la eliminación del bolívar oro, emulando el grave error que había cometido Mr. Richard Nixon en EE.UU, el 15 de agosto de 1971, cuando repudió los acuerdos de Bretton Woods, al eliminar la convertibilidad de una onza de oro por 35 dólares y se puede decir, que esas fueron las fechas en que abrieron la caja de Pandora y se jodieron países exitosos en el pasado, como eran Venezuela y EE.UU, por haber eliminado el patrón oro, que mantenía a las economías sanas y en auge y por estar escuchando los cantos de sirena de “supuestos expertos en economía”, que llevaron a los gobiernos a implantar teorías económicas fracasadas como son el keynesianismo y el monetarismo, que se basan en la producción de un dinero por parte de bancos centrales –base monetaria– y los bancos comerciales –créditos de origen inorgánico, mediante la reserva fraccionaria– en cantidades astronómicas, sin tener respaldo tangible y por ende, es un dinero sin capacidad de conservar su valor, cuyos objetivos son financiar populismos, guerras y burocracias improductivas o por otra parte, apalancar a especuladores, para que estos obtengan grandes beneficios con el dinero ajeno, sin trabajar ni producir algo real –haciendo creer a los ingenuos, que la economía es la bolsa y que la bolsa es la economía–, lo que hace que se repitan periódicamente crisis económicas globales, como la gran depresión mundial de los años 30 en el siglo XX.

Por el error monetario del Sr. Carlos Andrés Pérez en 1974, gracias a la inercia económica inherente a la existencia del bolívar oro en los 56 años anteriores, a pesar de la corrupción generalizada, la especulación financiera, el despilfarro y el endeudamiento en divisas del país, para pagar la nacionalización de las empresas del hierro y el petróleo a las corporaciones internacionales concesionarias, junto con lo expoliado por grupos económicos como los doce apóstoles que lideraba el Dr. Pedro Tinoco, el país pudo soportar nueve años sin devaluar al bolívar, hasta que el Dr. Luis Herrera Campins, el 18 de febrero de 1983 –llamado el viernes negro– devaluó por tercera vez la moneda, quedando en 4,30 bs/dólar para algunos privilegiados; a 6,50 bs/dólar para otros y a 7,50 bs/dólar para los demás, lo que se llamó “Régimen de Cambio Diferencial o RECADI” que generó gran corrupción cambiaria en los tiempos siguientes, por quienes obtenían divisas a precios preferenciales y cada cierto tiempo se hacían cambios de nombre a los perversos métodos de asignación de divisas.

A partir de esta devaluación se arreció la campaña manipuladora de los apologistas de las prácticas devaluatorias –supuestos expertos económicos sesgados y políticos ignorantes o corruptos, quienes al menos deberían disculparse con la nación, por sus reiteradas metidas de pata– mediante la repetición de mantras tales como: el bolívar está sobrevaluado, Venezuela sufre la enfermedad holandesa, para exportar hay hacer devaluaciones competitivas, la expansión de liquidez no genera inflación, hay que disminuir el encaje legal, hay que implantar controles de cambio, si quitamos el control de cambios nos tumban, etc, y con esas falacias, todos los gobiernos después del Dr. Luis Herrera, continuaron devaluando al bolívar y generando montos exponenciales de dinero sin valor, haciendo las delicias de políticos y funcionarios corruptos, especuladores y supuestas bancas de inversión, cuyo modus operandi para apropiarse del dinero ajeno era: solicitar créditos en moneda nacional, comprar divisas y enviarlas a bancos extranjeros, donde algunos fueron a su vez robados por delincuentes financieros internacionales, siendo que con las devaluaciones y la inflación subyacente, por las expansiones astronómicas de liquidez, los prestatarios licuaban sus deudas, arruinando a los ciudadanos y a la nación, mientras que los manipuladores dividían y enfrentaban con dicotomías para tontos a la población, entre: izquierda o derecha, rojos o azules, socialistas o capitalistas y otras taxonomías estúpidas, para que las mayorías no se dieran cuenta que estaban siendo estafadas, apareciendo así la paradoja de los ciudadanos millonarios pero arruinados, por no saber distinguir entre magnitudes nominales y reales, lo que genera el espejismo del crecimiento de ceros, que hubo que eliminar en cantidad de 14 dígitos en los últimos 13 años.

Entonces, de lo anteriormente expuesto se puede concluir que lo que se hacía de manera correcta en parte del siglo pasado era: mantener una moneda sólida, fuerte, estable y honesta; tener una tasa cambiaria fija; poseer un sistema financiero serio, responsable y ético; junto con la existencia de gobernantes capaces y eficientes, quienes tenían visión de estadistas y que además buscaban lo mejor para la nación y sus ciudadanos.

Una frase famosa de Vladimir Lenin afirmaba: “Si quieres destruir un país, destruye su moneda” y podríamos replicar a esa aseveración con la frase: “Si quieres reconstruir un país, reconstruye su moneda”, que es la acción más correcta y prioritaria que debería hacer el gobierno de Venezuela y afortunadamente, ya hay algunos cambios positivos de paradigmas errados, tales como es permitir la libre circulación de monedas extranjeras y el manejo de cuentas en divisas en la banca nacional –donde no debería volverse a permitir la apropiación indebida de los depósitos, como ocurrió en el pasado con las disminuciones del encaje legal para otorgar créditos sin regulaciones apropiadas o más recientemente, con el convenio cambiario nro. 20, donde los clientes tienen sus divisas en el limbo– y con la posible aplicación de políticas monetarias correctas, como sería respaldar al bolívar con oro en el corto plazo.

Desde el punto de vista fiscal, es fundamental el cambio de administradores en las empresas públicas deficitarias, mediante concesiones vía licitaciones internacionales, a inversores privados honestos, reconocidos, eficientes y capaces de producir bienes y servicios de calidad, para hacerlas autosuficientes y así poder lograr junto con una moneda fuerte, un financiamiento estable del gasto público, que no dependa de la emisión de dinero por parte del BCV, de tal modo que el ciudadano recupere el poder adquisitivo de su ingreso real mensual, que debería ser de al menos 60 kilogramos de carne de res de primera calidad y entonces, así se puedan crear las condiciones necesarias para regresar a la prosperidad que existió en parte del siglo XX, pero esto solo se logrará con la participación y el aporte de los mejores ciudadanos con que cuenta la nación, independientemente de su pensamiento o de su ubicación política.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: lunes, 08 de noviembre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 02 de noviembre del 2021 y está en el enlace: ¿Podria Venezuela regresar a la prosperidad del pasado?

lunes, 1 de noviembre de 2021

Reglas decretos leyes e impuestos solo para algunos

Desde cuando el hombre habitaba en las cavernas, ha existido la costumbre de algunos seres humanos, de buscar la obtención de privilegios personales, especiales y exclusivos, a costa de sus demás contemporáneos, con diferentes tipos de justificación, que incluyen la fuerza bruta, la violencia y/o la manipulación, para lograr el sometimiento de sus semejantes, pues aquellos que se consideran privilegiados, creen ser superiores al resto de los mortales y, por ende, con más derechos que los demás ciudadanos, a quienes consideran inferiores y por tanto piensan, que deberían ser su servidumbre o peor aún sus esclavos.



Esta debilidad de la naturaleza humana aún no se ha superado, a pesar de los avances de la humanidad y está más arraigada y expandida en pleno siglo XXI, de tal forma que quizás, menos del 1 % se considera que es la clase dominante, dueña de la vida, la hacienda, el tiempo y el futuro de más del 99 % de los ciudadanos restantes y poseen una patente de corso, para crear e imponer reglas, decretos, leyes e impuestos, que son solo de obligatorio cumplimiento para quienes ellos estiman ser los más tontos –pero los privilegiados y sus círculos cercanos no cumplen los deberes que les exigen a los demás, es decir, predican pero no practican– tal como como podemos concluir, por la publicación reciente de los Pandora papers y por tal razón, en fecha 12 de octubre de 2021, para expresar mi opinión sobre este tipo de situaciones, publiqué en mi columna semanal un artículo alusivo a tales aberraciones y distorsiones, llamado Corruptos, especuladores, delincuentes financieros y paraísos fiscales .

En diferentes épocas, la creatividad humana inventó entre otros conceptos los siguientes: dios, religión, política, economía y comunicación social, que en muchos casos mediante dicotomías, han servido para dividir, confundir, manipular, expoliar y justificar la imposición de unos pocos seres humanos sobre la demás población, de tal forma que se crearon falacias tales como que quienes accedían y se mantenían en el poder para toda su vida, lo hacían porque era la voluntad divina; por ser descendientes de dioses, héroes o gobernantes del pasado; por la necesidad de proteger y ayudar a los más pobres; por ser “los supuestos expertos” en temas de economía, política o comunicación o más recientemente, en los países “democráticos”, al usar estrategias engañosas de marketing y/o fraudes para ganar las elecciones, con campañas que son financiadas por grupos interesados en mantenerse en el poder detrás del trono, aunque los elegidos no tuvieran: la cantidad de votantes necesaria, la capacidad, la honestidad y los méritos, que son requeridos para ejercer los cargos públicos; entre otras justificaciones peregrinas, como se expone en el artículo llamado Democracias con pies de barro .

Esta hegemonía de menos del 1 % sobre el resto de los ciudadanos, conduce a una especie de esclavitud moderna, donde con el paso del tiempo crece la inequidad y el deterioro del nivel de vida de las mayorías, que cuando se cansan de protestar sin obtener cambios, recurren a las migraciones no deseadas –llamadas diásporas– pues quienes detentan el poder visible junto a sus cómplices ocultos, hacen lo que les viene en gana, sin medir el impacto y los efectos colaterales sobre sus congéneres, pero además, no existen consecuencias legales ni penales por sus actos carentes de toda ética, pues están amparados por leyes creadas a la medida por los políticos alcahuetas que ellos designan y llevan al poder, para beneficio de los grupos que han financiado sus campañas electorales, para poder imponerlos en los cargos de las diferentes ramas de los gobiernos en los diversos países del mundo.

Es necesario que en el futuro cercano prevalezca la justicia, la equidad, la transparencia y la honestidad, entre gobernantes y gobernados, donde deberá haber cambios de paradigmas errados, que son los generadores de las crisis permanentes, pues considero que en las naciones democráticas, las cosas se podrían hacer mejor que en el pasado, en vista de las actuaciones fallidas y los fracasos durante los años perdidos por el liderazgo político en general, siendo que no hay reparación posible para seudo líderes o aprendices de brujo fracasados y por lo tanto, más que reparaciones de esos estilos de liderazgo, se requiere un cambio por líderes reales, con visión de estadistas, donde se involucre, promueva y apoye a los mejores ciudadanos con que cuentan las naciones, excluyendo a: corruptos, incapaces, alcahuetas, estafadores, vividores y pelmazos, buenos para nada, porque no se puede seguir con las mismas malas praxis del pasado, si es que realmente se quieren recuperar y reconstruir las Democracias y las Repúblicas en los tiempos por venir.

En el caso particular de Venezuela, para las elecciones del 21 de noviembre de 2021, a pesar de la falta de cohesión y de unidad de liderazgos, ojalá puedan resultar ganadores los mejores candidatos de las diversas corrientes políticas participantes, que tengan verdadera vocación de servicio para corregir y mejorar aquello que no funcione, siendo que para las elecciones de los años futuros y una vez aprendidas las duras lecciones por falta de liderazgos eficaces, los grupos económicos y financieros que imponen a los líderes, logren entender, que el éxito de Venezuela como nación, está ligado a la escogencia y al apoyo de líderes honestos, capaces y con mentalidades de estadista –que existen en el país por docenas– pero que infortunadamente, no son valorados ni tenidos en cuenta, para asignarles la responsabilidad de hacer a Venezuela un país de paz, bienestar, progreso y prosperidad, donde todos sus ciudadanos tengan las mismas oportunidades, que sean iguales ante la ley a pesar de sus diferencias de pensamiento y donde se pueda: vivir, estudiar, trabajar, ahorrar, invertir, producir y ser feliz, junto con los seres queridos, en un país que ha sido bendecido y privilegiado por la naturaleza.

Reflexión sobre el regreso a clases presenciales el lunes 25 de octubre de 2021: estimo que si a última hora no se pospone esta decisión –apresurada e inoportuna según en mi opinión– entonces el comportamiento de la pandemia sobre la actividad educativa debe ser monitoreado exhaustivamente, para hacer cualquier correctivo a tiempo, pues, aunque todos quisiéramos que hubiera un regreso a la normalidad relativa a la mayor brevedad, es necesario no correr ningún tipo de riesgo, menos aún, cuando se involucra al personal más vulnerable como es la niñez y la juventud y por otra parte, en vista de que las condiciones y la realidad de cada plantel educativo son diferentes, se debe ofrecer a los padres de familia la posibilidad decidir, si quieren que sus hijos inicien clases presenciales, cuando las condiciones no sean adecuadas o prefieren continuar con el método remoto usado desde comienzos de la pandemia, dependiendo de cada caso particular, hasta que se den las condiciones de bioseguridad sanitaria apropiadas en cada institución educativa, pues en algunos casos, ni siquiera se cuenta con el servicio de agua corriente, que es indispensable para el lavado de las manos y la limpieza de pisos y sanitarios.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: lunes, 01 de noviembre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 26 de octubre del 2021 y está en el enlace: Reglas, decretos, leyes e impuestos solo para algunos

domingo, 24 de octubre de 2021

Venezuela puede convertirse en un paraíso para la inversión real

En la actualidad y a nivel mundial, existe una gran cantidad de capitales ociosos de origen lícito, pues sus propietarios han perdido el rumbo y “viajan sin los instrumentos de navegación adecuados, como eran el sextante y la brújula del pasado o el GPS actual” –metáfora– y algunos están buscando, qué hacer con su dinero, puesto que hacen apuestas que tienen riesgos evidentes, tales como son las volátiles criptomonedas o peor aún, la ocultación de sus fondos en la banca offshore de los paraísos fiscales, porque después de 50 años desde el repudio de los acuerdos de Bretton Woods en 1971 por Mr. Nixon, debido a la eliminación del patrón oro, al uso del dinero fiat, al keynesianismo y a la pandemia Covid-19 reciente, la liquidez monetaria y la deuda global se han disparado hasta cifras astronómicas y el dinero ha ido a parar en su mayoría a manos de algunos pocos, y en opinión de varios analistas reconocidos, se avecina una recesión mundial apocalíptica, peor que la ocurrida en 1929 –la gran recesión del siglo XX, después de la euforia de los locos años 20–.

Un inversor en economía, es la persona que renuncia al gasto del dinero en el presente, para colocarlo en algún tipo de negocio, con la esperanza de obtener una rentabilidad en el futuro, preservando y aumentando el capital invertido.

Para poder invertir en cualquier negocio, se requiere poseer el dinero o capital, que cuando es de origen honesto se obtiene como producto del trabajo y del ahorro o, por otra parte, mediante la solicitud de dinero prestado.

Existen dos tipos de inversores: los inversores reales que son los productores, quienes invierten su dinero en negocios estables, con riesgos relativamente bajos, se preocupan por la calidad de los productos o servicios que se generan con su inversión, obtienen rentabilidades razonables que generalmente involucra medianos y largos plazos para lograr un retorno de lo invertido, siendo que de esta forma se debería generar empleo sustentable y bien remunerado, estabilidad, paz, prosperidad, bienestar y crecimiento del PIB para las naciones –caso de Mr. Bill Gates–.

Por otra parte, existen los supuestos “inversores” especulativos, que más que inversores son especuladores, quienes en la mayoría de los casos utilizan solo dinero prestado o algún dinero propio pero en bajas proporciones –apalancamiento que podría ser de 1 propio vs 100 o más tomados a crédito–, buscando obtener ganancias en el corto plazo, producto de la fluctuación de los precios y de las tasas de cambio –comprando barato y vendiendo caro–, corriendo riesgos de quebrar junto con sus prestamistas y los países donde operan y sin que les interese saber cómo se produce la ganancia, ni los daños colaterales que puedan causar con sus praxis, siendo que, ese tipo de inversiones son en su mayoría estériles aunque no inocuas, pues no producen ningún tipo de bien, servicio o beneficio a los países –caso de Mr. George Soros–.

Las crisis económicas cíclicas que ocurren a nivel global, son en su mayoría producto de: expansiones exponenciales de liquidez, malas prácticas crediticias e inversiones especulativas y por esa razón, ese tipo de inversiones no son las que necesita Venezuela actualmente para recuperarse de su crisis, puesto que ya ha estado expuesta por casi medio siglo, a la praxis que algunos llamaron eufemísticamente rentismo, cuya escalada se inició desde finales de 1974, cuando se destapó la caja de Pandora en el país, al eliminar el bolívar oro, lo que permitió implantar una teoría económica fracasada llamada keynesianismo, donde se promueve la generación de dinero fiduciario –físico o digital– por parte del banco central, sin respaldo y sin límites, para financiar el gasto fiscal, promover el populismo y permitir el apalancamiento a los especuladores, quienes usaban a través de instrumentos crediticios el dinero de los depositantes, para adquirir divisas que enviaban a bancos del exterior, produciendo inflación y devaluación de la moneda nacional de manera recurrente, con lo cual licuaban sus deudas y obtenían grandes beneficios, arruinando así al país y a sus ciudadanos.

Una vez entendida la causa real de la crisis nacional que es de origen monetario y financiero, ahora estamos en condiciones de dar un giro de 180 grados a la economía nacional y corregir los paradigmas políticos y económicos errados, que tanto daño y sufrimiento le han causado a los ciudadanos, para hacer que el país se convierta en un polo de atracción sostenible para los inversores de le economía real, que son los productores de la riqueza.

Para que este sueño se convierta en realidad y no sea otra pesadilla más, en vista de que los inversores reales son entes racionales que buscan hacer negocios serios, estables y rentables, se requieren una serie de reglas y condiciones de inversión, tales como son entre otras las siguientes:

Existencia de una moneda nacional fuerte, estable y confiable, que permita conservar el valor del dinero, para controlar la inflación, de modo que los ciudadanos puedan trabajar y ahorrar y que ese ahorro se convierta en inversión productiva –este objetivo se puede lograr así: respaldando y redimiendo al nuevo bolívar con oro, eliminado el uso de la reserva fraccionaria, manteniendo la base monetaria igual a la liquidez monetaria, colocando un encaje legal del 100 % a los depósitos a la vista y por último, regulando y optimizando el otorgamiento de créditos en bolívares y/o divisas, para aquellos inversores reales confirmados que lo requieran, que deben basarse solo en captaciones de depósitos a plazo fijo, los cuales deben ser bien remunerados, para que haya una relación ganar-ganar entre depositantes, bancos y prestatarios–.

Libertad de cambios, circulación y transacciones, dentro del territorio nacional, con cualquier tipo de divisa que traigan los inversionistas de cualquier parte del mundo, donde el gobierno y las entidades financieras permitan la implementación y la oferta de todo tipo de instrumentos activos y pasivos eficientes para sus clientes, para que se sienta el aporte y el soporte de una banca seria y ética, que reconoce, conoce y apoya a sus clientes y que no esté pendiente de ver como se apropia del dinero ajeno para mandarlo convertido en divisas al exterior, tal como ocurría en el pasado, defraudando la confianza de los depositantes, que entregan sus fondos en custodia, lo que no implica la entrega de la propiedad del dinero a los custodios.

Como los factores de producción son: tierra – recursos naturales –, trabajo, capital, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, teniendo en cuenta que en el país hay recursos naturales y oferta de trabajo en abundancia, se debe promover y preferir a los inversores que aporten su experiencia –know how–, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, por encima del capital, que, aunque también es importante, no es suficiente por sí solo para que las inversiones sean exitosas y sostenibles –favor leer sobre la ley de los rendimientos marginales decrecientes–.

Debido a que las inversiones reales son de mediano y largo plazo, en necesario y fundamental que existan: estabilidad democrática y política, estabilidad cambiaria, seguridad jurídica y seguridad personal, para todos los ciudadanos nacionales y extranjeros sin excepción.

El buen funcionamiento de las infraestructuras de transporte, de telecomunicaciones y los demás servicios públicos son también de vital importancia y teniendo en cuenta que el estado no se ha caracterizado por ser un buen administrador de las empresas públicas, sería prudente que algunos o todos esos servicios fueran ofrecidos mediante licitaciones transparentes en concesión a inversores internacionales de reconocida experiencia, solvencia, trayectoria y credibilidad, para que ellos hagan las inversiones, reestructuraciones y mejoras requeridas y que en vez de ser una carga financiera para el gobierno nacional, estatal o municipal, se conviertan en fuentes de ingresos seguras, tales como son regalías, rentas, dividendos e impuestos, que sirvan para remunerar adecuadamente al resto de empleados públicos y permitan ofrecer ingresos razonables al personal pensionado, en vez de utilizar la emisión de dinero sin valor por parte del banco central, lo que termina arruinando al país. Este cambio de política económica es una forma para recuperar el salario real del trabajador venezolano y promover el retorno de los migrantes.

Espero que estas cortas pero profundas reflexiones hechas de buena fe, sean de utilidad y se puedan poner en práctica, porque Venezuela debe renacer como el ave fénix, pues el país tiene un gran potencial para ser un paraíso orientado a la inversión real, privada, honesta, nacional e internacional, siempre que se cree y se mantenga el ambiente propicio para atraer y conservar los capitales e inversores honestos y capaces, tal como lo han hecho motu propio recientemente un grupo de ciudadanos de origen chino, que no han dudado en venir e invertir sus activos dinerarios en divisas, comprando muchos negocios quebrados y abriendo inicialmente quincallas, donde venden diversos tipos de productos nacionales e importados a precios razonables, evitando oligopolios, monopolios y especulaciones, siendo que gran parte de las divisas de origen lícito que circulan hoy en la economía nacional, son producto de estas inversiones en la economía real de Venezuela.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: domingo, 24 de octubre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 19 de octubre del 2021 y está en el enlace: Venezuela puede convertirse en un paraíso para la inversión real

domingo, 17 de octubre de 2021

Corruptos especuladores delincuentes financieros y paraísos fiscales

Muchos ciudadanos pensantes e inteligentes se plantean preguntas lógicas –aunque algunas veces sean un poco ingenuas– tales como son:

¿Cuándo se jodió un país en particular?

¿Por qué las economías van de mal a peor?

¿Cuál es la causa de las migraciones no deseadas a nivel global?

¿Por qué protestan los ciudadanos comunes en su país de origen?

¿Por qué existen países inmensamente ricos, con ciudadanos inmensamente pobres?

¿Cómo se sostienen en el exterior políticos y exfuncionarios públicos, quienes no trabajan y tampoco son ricos de cuna?

¿Por qué existe tanta inequidad, pobreza y miseria, con todos los avances económicos, científicos, tecnológicos y estando en pleno siglo XXI?

¿Por qué periódicamente algunos bancos se declaran en quiebra, pero sus dueños quedan inmensamente ricos, viviendo como reyes en el exterior?


Para tratar de responder estas preguntas, de la manera más: filosófica, clara, equilibrada, honesta, concisa y precisa posible, es necesario saber y entender que, tres de las dimensiones más importantes del pensamiento humano son: la política, la economía y la comunicación, que infortunadamente se han distorsionado, por desviaciones y aberraciones tales como son: la corrupción, la especulación y la manipulación de la información respectivamente, puesto que una gran cantidad de supuestos: políticos, expertos en economía, banqueros, comunicadores sociales, mandatarios, intelectuales, académicos y empresarios de maletín, han coludido en una especie de cofradía, para crear mecanismos que sirven para manipular, engañar, estafar y expoliar a las naciones y a sus ciudadanos, mediante el desvío de fondos públicos o de particulares, sin que existan consecuencias legales y/o penales por sus actos, que son carentes de ética.

Dentro de los mecanismos de estafa y expoliación citados en al párrafo anterior, hay algunos entes creados para tales fines, donde se destacan los paraísos fiscales, las empresas de fachada y la banca offshore, que son temas puestos de moda actualmente, a raíz de la publicación llamada los Pandora papers, que es la continuación y el complemento de los Panamá papers, gracias a la investigación de un grupo internacional de periodistas, que se dedican a realizar el trabajo para lo cual fueron formados, en vez de hacer lo de otros vividores, que utilizan su inteligencia, talento y conocimiento, para convertirse en publicistas, promotores y alcahuetas de todo tipo de farsantes, estafadores y delincuentes, no solo a nivel local sino también global.

Quizás de manera trivial, algunos ciudadanos de las naciones democráticas del mundo, piensan que, solo haciendo cambios de seudo dirigentes políticos por otros de igual o de peor calaña –pues en algunos casos son pelmazos, incapaces, impuestos y financiados, por grupos de poder interesados en manejar a títeres, para lograr sus propósitos– los problemas de los países van a desaparecer como por arte de magia, sin entender que mientras no se corrijan las causas profundas de las crisis que son: corrupción, especulación, delincuencia financiera y manipulación de la información, que están impresos en el ADN de ciertos líderes –o quizás seudo líderes– cualquier cambio de actores políticos sin cambio de las prácticas erradas, continuará siendo más de lo mismo, es decir “se tendrá el mismo perro con diferente collar, pero con las mismas pulgas, garrapatas y otros parásitos internos y externos” –metáfora–.

Al revisar los hallazgos expuestos en los informes de los Pandora papers, podemos ver que, aunque a fecha 09 de septiembre de 2021, no se ha publicado la lista completa de todas las personas influyentes involucradas –reyes, presidentes, expresidentes, funcionarios públicos, políticos, empresarios, deportistas, artistas e intelectuales– que tienen cuentas y empresas fantasmas en los paraísos fiscales, aparecen preliminarmente entre otros, los presidentes actuales de Chile, Ecuador o República Dominicana y los expresidentes de Argentina –Mauricio Macri, receptor del crédito del FMI por cerca de 50 mil millones de dólares en 2018—y algunos expresidentes de Colombia, siendo que para ese país se menciona al Sr. César Gaviria, quien también fue secretario general de la OEA, muy recordado en Venezuela, desde cuando estuvo junto con Mr. Jimmy Carter, avalando los resultados del referendo revocatorio presidencial del 15 de agosto de 2004.

En dichas publicaciones, también aparece otro expresidente colombiano llamado don Andrés Pastrana –quien promovía hasta hace poco: invasiones, bombardeos y bloqueos contra Venezuela– que también apareció en una lista de pasajeros del avión donde viajaban los invitados a la isla –Little Saint James Island, ubicada en las Islas Vírgenes de Estados Unidos– propiedad del magnate financiero Mr. Jeffrey Epstein, quien fue un depredador sexual, condenado por tráfico de menores y encontrado muerto en prisión por supuesto suicidio, quien también trató de corromper a través de sus “servicios especiales para gente non sancta”, a muchos políticos, intelectuales, académicos y empresarios, tales como fueron: Mr. Trump, Mr. Clinton, Mr. Gates y al mismísimo príncipe Andrés de Inglaterra, entre otros personajes famosos.

Un paraíso fiscal es una nación o territorio, como por ejemplo: Panamá, Aruba, Curazao, Barbados, Bermuda, Jamaica, Andorra, Islas Caimán, Suiza y hasta el estado de Delaware en EEUU, entre otros muchos, donde los impuestos son nulos o muy bajos, para ciudadanos extranjeros no residentes y donde existe el secreto bancario, para que se puedan constituir fácilmente, a bajo costo y muy rápidamente empresas de maletín, que solo existen en papel y por lo tanto, no producen nada en la gran mayoría de los casos, cuyos propietarios son anónimos y que sirven para hacer transacciones financieras o comerciales y manejar altas sumas de dinero, ya sea de origen legal u opaco.

Poseer cuentas bancarias o empresas ficticias de fachada en esos lugares caracterizados por su opacidad, aunque no es considerado ilegal, si pudiera considerarse inmoral en algunos casos, puesto que los objetivos fundamentales de esos lugares, son evadir impuestos en las naciones originarias de los ciudadanos involucrados, hacer legitimación de capitales o lavado de dinero y en el peor de los casos, tratar de ocultar el dinero mal habido, producto de pagos para el financiamiento de campañas políticas, coimas y sobornos a líderes políticos y otros funcionarios públicos corruptos, que podría ser el caso de algunos de los personajes mencionados en este nuevo escándalo y que deberían ser investigados por los entes pertinentes en sus países originarios, para determinar su inocencia o culpabilidad.

Por otra parte, los paraísos fiscales funcionan como un agujero negro, que absorbe un alto porcentaje de la riqueza mundial y que, al estar oculta y represada, en nada contribuye al incremento de la producción y del PIB mundial, lo que implica también que afecta la generación de inversión real y el incremento de la oferta laboral en los países que tanto requieren de la inversión de esos fondos en actividades productivas, para estabilizar sus economías, hacer crecer, tributar y generar progreso en los países de origen de los capitales ocultados.

En mi opinión, lo peor de los paraísos fiscales es que sirvan para ocultar el dinero mal habido y alcahuetear a líderes empresariales, financieros o políticos, que deberían ser paradigmas de transparencia, rectitud y pulcritud en el manejo de los fondos ajenos públicos o privados, que es lo que venden a sus seguidores en las campañas políticas y por esa razón, después de cada mal gobierno, las naciones quedan más jodidas, endeudadas y arruinadas, con el riesgo de que en el futuro, los gobiernos de los paraísos fiscales –que son naciones o territorios parasitarios en su mayoría– decidan por decreto confiscar los fondos de los supuestos inversores de maletín, de tal forma que cuando vayan a buscar sus haberes les salgan con la trivial excusa de que “se los comió el coco” o con la justificación de que “ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón”.

Por otra parte, también es posible que los banqueros offshore “se vayan con la cabuya en la pata”, tal como ocurrió en el pasado con los fondos depositados en el Stanford Bank de Antigua o en los bancos de Chipre con el dinero de los rusos, por citar solo dos casos recientes y esta es una de las razones fundamentales por lo cual los bancos nacionales y los gobiernos sensatos, deben permitir, promover y facilitar, que los ciudadanos manejen sus cuentas en divisas de manera honesta y transparente en el territorio nacional, para que los depositantes, ahorristas e inversores honestos –quienes no tienen nada que ocultar– no tengan la excusa de verse obligados a enviar sus capitales al exterior, donde puedan ser robados por delincuentes financieros internacionales, quienes no aguantan dos pedidas para apropiarse indebidamente de los fondos o activos que reciben en custodia, con cualquier tipo de pretexto, como ha ocurrido con algunos activos de Venezuela mantenidos en el exterior.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: domingo, 17 de octubre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 12 de octubre del 2021 y está en el enlace: Corruptos especuladores delincuentes financieros y paraísos fiscales

domingo, 10 de octubre de 2021

Aportes de China

Las artes y ciencias del pueblo chino tienen un origen milenario y desde tiempos muy remotos, los chinos han legado a la humanidad inventos tan importantes, tales como son entre otros: el papel, el dinero en forma de billetes, el ábaco –primer mecanismo computador analógico conocido–, la brújula, la pólvora, los fuegos artificiales, las armas de fuego, el acero, la acupuntura y la imprenta, que varios siglos más tarde, fue perfeccionada por el alemán Johannes Gutenberg, a quien erradamente se le atribuye su invención.



Con el transcurrir del tiempo, los chinos por ser descendientes de grandes constructores del pasado –pues fueron los creadores de la gran muralla china– han participado en proyectos de construcción de infraestructura a nivel mundial, muy complejos y de gran envergadura, tal como fue el ferrocarril transcontinental de los Estados Unidos de América, construido en la década de 1860, con el apoyo del presidente Abraham Lincoln, donde miles de obreros chinos participaron en la instalación de las vías férreas, destacándose en la excavación de túneles en la roca viva, para atravesar la cordillera de las montañas rocosas, usando las manos, el pico, la pala y algunos nuevos explosivos de nitroglicerina –que eran muy peligrosos por su gran volatilidad, tal como fue el invento de Alfred Nobel llamado la dinamita– y trabajando en invierno con temperaturas bajo cero, lo que permitió conectar por ferrocarril el Este con el Oeste en ese inmenso país del Norte, siendo este el mayor logro de la ingeniería norteamericana en el siglo XIX y muchos de los chino-americanos que viven en el estado de California actualmente, son descendientes de los obreros de la construcción del ferrocarril transcontinental.

Los trabajadores chinos también participaron en la construcción del ferrocarril interoceánico de Panamá, en un ambiente caluroso e insalubre, con muchos pantanos, humedad, lluvias, plaga de mosquitos, disentería, paludismo y fiebre amarilla, siendo esa obra ferroviaria de gran utilidad para la movilización de personas y el comercio mundial antes, durante y después de la construcción del canal de Panamá a comienzos del siglo XX.

Más recientemente, un gran logro de la ingeniería del pueblo chino, ha sido la construcción de la represa de las tres gargantas en el río Yangtsé –que es el mayor río de la China y del continente asiático– cuya altura es de 185 metros y su longitud de corona es de 2.335 metros, lo que evita las inundaciones aguas abajo del pasado y también suministra una capacidad instalada para producir hidroelectricidad por 22.500 Megavatios, siendo esta instalación la mayor hidroeléctrica del mundo y hasta esta fecha, es la obra de ingeniería más grande en esa nación.

A raíz del fracaso en Colombia de la construcción de la represa de Hidroituango en el departamento de Antioquia, por malas praxis administrativas y de ingeniería, donde se ha represado el rio Cauca –que es el segundo río más grande del país, después del río Magdalena– pero han colapsado los túneles por donde se alimentan las turbinas de generación de electricidad y para corregir el entuerto, se ha procedido a contactar con empresas de ingeniería china, que tuvieron bajo su responsabilidad la construcción de la represa de las tres gargantas y por tanto, tienen la experiencia adecuada para estudiar y resolver ese grave problema de ingeniería hidráulica.

Adicionalmente, existe en la actualidad un proyecto chino de gran envergadura a nivel global, iniciado en el año 2013 por el presidente Xi Jinping, llamado "un cinturón, una ruta" o proyecto del siglo, que emula y supera con creces a la antigua ruta de la seda y que proyecta construir una red de infraestructuras que incluye: autopistas, ferrovías, puertos, aeropuertos y redes de telecomunicaciones, que abarca 70 países, facilitando la movilidad internacional y el libre comercio mundial, siendo el proyecto de infraestructura más grande del mundo a fecha de hoy.

Una empresa pionera en tecnología 5G –comunicaciones móviles de quinta generación– fue la empresa de telecomunicaciones sueca Ericsson, pero junto con esa organización empresarial, la compañía china Huawei ha hecho grandes investigaciones, inversiones y avances en tecnología 5G, técnica que utiliza radiofrecuencias superiores a las de la tecnología 4G –que es la utilizada actualmente para la comunicación por telefonía celular– y con ese aumento de frecuencia de radio y disminución de longitud de onda, se aumentan los anchos de banda y se logran mayores velocidades, menores latencias o tiempos de respuesta, se puede tener mayor cantidad y variedad de dispositivos “inteligentes” conectados remotamente, lo cual hará que haya un cambio muy importante de paradigmas tecnológicos en el corto plazo, que permitirá mayor cantidad de comunicaciones en tiempo real e implantación de la internet de las cosas –IoT–, que facilitará conectar y controlar con el uso de internet: vehículos autónomos, diversos dispositivos de la industria, el comercio y el hogar, como son: sistemas digitales de control, computadores, neveras, cocinas, lavadoras, hornos, cámaras, etc, y así se facilitarán y mejorarán las actividades tanto empresariales como hogareñas del futuro próximo, mediante el uso de la Inteligencia Artificial.

Debido al crecimiento indetenible de China, que se ha convertido actualmente en la fábrica del mundo y en la segunda economía a nivel global, el gobierno de Mr. Trump le declaró una guerra comercial irracional a ese país, en vez de corregir las prácticas heredadas del pasado, de ponerle el palo a la rueda de la economía y el avance de otros países, paradigma que deberá ser cambiado por Mr. Biden, que es un anciano sabio, quien como verdadero estadista, junto a la elegante, inteligente, eficiente y bella vicepresidente de EEUU Mrs. Harris, deberán apostar por las buenas relaciones internacionales y las prácticas pacíficas de cooperación global, en vez de promover: odios, divisiones, enfrentamientos y belicismos peligrosos y estériles para la humanidad, que no conducen a nada positivo.

Con relación a Venezuela –que es una nación con mayoría de ciudadanos con mentalidad cosmopolita– donde desde los primeros años de la fundación de la República, se aprecia, respeta y apoya al inmigrante, independientemente del país de origen, los inmigrantes chinos que hace algunos años se instalaron en el país, crearon principalmente restaurantes de comida china o abastos, pero en la actualidad esos restaurantes han evolucionado y se han convertido en quincallas, donde se encuentra gran variedad de productos alimenticios secos y otros rubros que van desde artículos de ferretería, hasta llantas y baterías para vehículos, pero lo más interesante es que a raíz de la crisis nacional actual, ha llegado mayor inmigración de inversores chinos al país, que aportan capital con divisas en efectivo y les compran los negocios quebrados a sus dueños anteriores, como son: librerías, abastos, ventas de ropa o de calzado, etc, les pagan en divisas a sus dueños y muy rápidamente remodelan, reacondicionan, surten de diversos productos nacionales e importados los negocios y contratan a personal venezolano, siendo estas acciones en parte, el origen de la gran cantidad de moneda extranjera honesta que circula libremente en el país, lo cual, en mi opinión, es altamente beneficioso para la nación, porque genera empleo con salarios dolarizados, incrementa la oferta de productos con precios más bajos –de acuerdo a la sabiduría comercial china de obtener un mayor beneficio, al vender más cantidad, pero con menor precio–, disminuye los monopolios y los oligopolios, puesto que otros ciudadanos nacionales y extranjeros también se animan a invertir sus divisas en el país, haciendo crecer la economía, en vez de enviarlas al exterior, para que sean robadas por delincuentes financieros internacionales, tal como ocurría en el pasado con el dinero de: gente honesta y también de corruptos o especuladores, que saquearon la nación y algunos de ellos huyeron, aunque todos los ciudadanos fueron colocados en el mismo saco y varios de ellos resultaron estafados por vividores, con la justificación y la excusa de los bloqueos a Venezuela.

Reflexión final: en opinión de algunos expertos, para reconstruir la nación es necesario pedir créditos a organismos internacionales como son el FMI, el Banco Mundial o el BID, pero en mi opinión y teniendo en cuenta la existencia de tantos pillos y especuladores, que quieran disponer del dinero de los préstamos a la República sin realizar ninguna obra, es preferible apostar por la inversión directa de empresas que aporten su propio capital –que por cierto es muy abundante actualmente– y preferiblemente invitar a participar en licitación como concesionarias, a empresas serias que traigan su: know-how, tecnología, capacidad administrativa y capacidad empresarial, donde para el caso de las telefónicas, para migrar de 4G a la tecnología 5G, se podrían invitar –solo citar a dos de las mencionadas en este artículo, que son pioneras en 5G– a Ericsson o Huawei, sin que esto implique que no puedan participar otras empresas de telecomunicaciones reconocidas a nivel mundial, que estén interesadas en estos proyectos de inversión.

Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: domingo, 10 de octubre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 05 de octubre del 2021 y está en el enlace: Aportes de China

viernes, 8 de octubre de 2021

Encaje legal

El banco central de una nación, es un ente financiero especial e independiente, cuyas funciones son: crear el dinero de curso legal del país –llamado la base monetaria– de manera exclusiva y excluyente, generar las estadísticas económicas de la república, mantener la estabilidad de los precios y conservar el valor tanto interno como externo de la moneda nacional, para lo cual utiliza instrumentos de política monetaria y cambiaria, tales como son: el encaje legal, las operaciones de mercado abierto, el redescuento, la fijación de las tasas de interés y de tipos de cambio, entre otras herramientas financieras.


Los bancos comerciales son entidades financieras, cuyas funciones fundamentales son básicamente dos: servir como entes procesadores de pagos y realizar actividades de intermediación financiera.

Para realizar las actividades de intermediación financiera, las entidades bancarias reciben depósitos que pueden ser de dos tipos: los depósitos a la vista, donde los fondos tienen disponibilidad inmediata y se manejan con instrumentos financieros llamados cuentas corrientes y cuentas de ahorro y el cliente puede retirar, transferir, pagar o disponer de sus fondos parcial o totalmente, en cualquier momento y por otra parte, los depósitos a plazo fijo, donde el cliente le presta un monto en dinero al banco por un tiempo determinado, por lo cual obtiene tasas de interés nominal que son mayores que las pagadas por los depósitos a la vista, para los cuales, en algunos casos –como son las cuentas corrientes– el interés nominal es del 0%, es decir, son fondos gratuitos para el banco, con el uso de las cuentas corrientes no remuneradas.

Los fondos recibidos en depósito por los bancos son utilizados para otorgar créditos –intermediación financiera– o para hacer inversiones en instrumentos financieros –acciones, bonos de deuda, letras del tesoro, etc–, pero debido a que los créditos otorgados tienen en su mayoría plazos mayores a 30 días, se puede presentar una especie de descalce financiero de plazos, puesto que los depósitos a la vista –que son la mayoría– deben tener disponibilidad inmediata y si los fondos captados por la banca fueran prestados o invertidos en su totalidad, pudiera ser que no hubiera disponibilidad de fondos, cuando los clientes quieran hacer uso de los mismos, siendo esa la razón principal por la que los bancos centrales establecen un coeficiente de caja –también llamado encaje legal– que es un porcentaje de las captaciones que los bancos deben mantener líquidos en reserva, ya sea en sus bóvedas o en las del banco central preferiblemente, para garantizar una liquidez parcial de la institución, que garantice cierta disponibilidad a los clientes.

Mediante el uso del encaje legal, si por ejemplo este fuera establecido en 10% para un país, eso significa que si la base monetaria total fuera de 100 dólares y un banco recibe un depósito real de esos 100 dólares de un cliente, puede prestarle 90 dólares a otro cliente, lo cual implica que ahora habría una liquidez monetaria total en el mercado de 190 dólares –los 100 dólares originales que depositó el cliente, más los 90 dólares que se otorgaron por el crédito a otro cliente y que se abonan contablemente en su cuenta– y de esta manera, al seguir moviéndose el dinero crediticio por el sistema financiero, mediante el proceso depósitos-créditos, se produce una multiplicación monetaria, que conduce a una expansión de liquidez, que puede generar inflación y por ende, pérdida del valor del dinero. Por esa es la razón, en las estadísticas de los agregados monetarios de los bancos centrales aparece un monto llamado base monetaria –que es el dinero producido por el banco central, que debería ser el único ente que puede generar dinero– y otro monto llamado liquidez monetaria, que contiene además de la base monetaria, el dinero crediticio que se generó por el uso de la reserva fraccionaria.

La práctica de hacer uso de los depósitos a la vista para otorgar préstamos tiene ciertos riesgos, puesto que conduce a la aparición de una figura llamada reserva fraccionaria, que implica que los bancos multiplican los montos depositados, pues el depositante original cree que tiene la totalidad de sus depósitos en custodia y quien recibe el crédito, también cree que puede disponer de un dinero que realmente no existe, de modo que si el depositante original junto con el cliente prestatario, fueran a buscar sus fondos simultáneamente, habría un descalce de fondos y no habría disponibilidad para satisfacer a los dos clientes al mismo tiempo y por eso ocurrió el crack bancario de 1929 en EEUU, que produjo la gran depresión de los años 30 del siglo pasado o más recientemente, ocurrió el caso de los corralitos argentinos, entre otros casos de quiebras financieras, donde los bancos centrales debieron convertirse en prestamistas de última instancia, para salvar bancos quebrados, mediante la producción de dinero adicional, donde los depositantes ven afectado su patrimonio por efectos de la inflación subyacente, que destruye la capacidad de compra del dinero que les costó tiempo, trabajo, esfuerzo y privación del consumo para poder ahorrar, en previsión de la incertidumbre del futuro.

El uso y costumbre actual en países de la zona euro es manejar un encaje legal cercano al 0%, en otros países con economías avanzadas se maneja un coeficiente de caja menor al 10 % y en países con inestabilidades económicas como son los latinoamericanos, hay encajes superiores al 15 % y esas praxis financieras junto al relajamiento del crédito, son una de las causas de las crisis económicas cíclicas y de quiebras de bancos y economías a nivel global.

Para el caso particular de Venezuela, según los datos disponibles del BCV, desde 1960 y hasta septiembre 2018 el encaje legal ordinario promedio fue de 18,5%, entre octubre 2018 y enero 2019 fue del 31%, entre febrero 2019 y marzo 2020 fue de 57%, a partir de abril del 2020 fue del 93%, a partir de enero de 2021 el encaje fue de 85% para depósitos en moneda nacional y del 31% para depósitos en divisas, aunque no tengo más información actualizada al respecto, sobre otros cambios al encaje legal.

En mi opinión, la política del BCV de incrementar a partir del año 2018 el encaje legal para controlar la expansión monetaria generada por el dinero crediticio, que a la vez produce aumento de la oferta monetaria y por ende inflación y aumento de los tipos de cambio, aunque es totalmente correcta, no ha dado los frutos esperados, porque junto con esa política restrictiva del encaje y del crédito, era necesario que hubiera una contracción del gasto fiscal, puesto que se obliga al BCV a financiar el déficit fiscal con producción de base monetaria en cantidades exponenciales.

Para que no se diga en el futuro que nadie sugirió, cuales acciones mínimas adicionales deberían tomarse para estabilizar la economía venezolana, junto con la próxima reconversión monetaria que empieza en octubre de 2021 y siendo reiterativo –pues lo he escrito en otros artículos de opinión– a continuación, indicaré algunas acciones básicas complementarias, de acuerdo con mi visión y opinión sobre estos temas:

Respaldar y redimir al nuevo signo monetario venezolano con oro.

Permitir la libre circulación de divisas y la completa bancarización de las monedas extranjeras, con una oferta de todo tipo de productos y servicios financieros en la banca nacional.

Mantener un encaje legal del 100% para los depósitos a la vista, tanto en moneda nacional como extranjera.

Eliminar el uso de la reserva fraccionaria, de modo que solo sea el BCV quien genere dinero nacional de curso legal y donde la base monetaria sea igual a la liquidez monetaria en cualquier tipo de moneda.

Otorgar créditos solo con base en depósitos a plazo fijo, donde se cobren y se paguen tasas reales positivas y competitivas a los clientes, que sirvan para promover el ahorro y la inversión real productiva, que debe ser manejada con eficiencia y eficacia.

Privatizar o preferiblemente entregar en concesión mediante licitaciones a inversores privados internacionales y/o nacionales, que aporten capital –muy abundante actualmente– y que tengan experiencia y credibilidad demostradas en el manejo de empresas públicas de servicios, tales como son: telefonía, electricidad, hidrológicas, gas y otros entes empresariales de carácter público, que no sean autosustentables, para que se encarguen de optimizarlos y le puedan quitar la carga al estado de estar produciendo un dinero sin valor en cantidades exponenciales, para pagar burocracia improductiva, que es una de las causas de la ruina nacional, pero para que también se produzcan servicios o bienes de excelente calidad, junto con impuestos, dividendos y regalías, que buena falta le hacen al país, que tiene a su principal industria –que es la petrolera– viviendo su peor momento histórico.

Reflexión final: si los entes responsables de la educación nacional, aún no están completamente listos para volver a clases presenciales de manera segura, por efectos de la pandemia o, por otra parte, si la reconversión monetaria no estuviera 100% preparada, para ser implantados a partir de octubre de 2021, no estaría de más, que se evaluara la posibilidad de posponer esas acciones, hasta que se puedan ejecutar sin correr ningún tipo de riesgo –eso sí: sin prisa, pero sin pausa–.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: viernes, 08 de octubre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 28 de septiembre del 2021 y está en el enlace: Encaje legal

domingo, 3 de octubre de 2021

Plan de contingencia

La gestión de riesgos es una actividad que permite: identificar, analizar, cuantificar la probabilidad de ocurrencia y el posible impacto producido, por efectos de eventos adversos, a que pueda estar sometido un ente, tal como puede ser: la humanidad, un país, una organización, una comunidad, un proyecto o una persona en particular, para buscar e implantar soluciones eficaces, que sirvan como: prevención, corrección, mitigación y/o recuperación, de los problemas derivados por cualquier situación sobrevenida fortuitamente.


En principio, se podría considerar el riesgo, como una función dependiente de dos variables que son, el tipo de amenaza y la vulnerabilidad que representa esa amenaza para el ente en cuestión y por supuesto que, dependiendo de la magnitud y de la complejidad del ente estudiado y sus procesos, pueden existir cientos de amenazas y por lo tanto, a los efectos de este artículo, me enfocaré solo en algunos como son las organizaciones empresariales y dentro de ellas, específicamente analizaré solo el área de sistemas de información, que es la disciplina de mi especialidad.

Dentro del mundo de los sistemas de información, podemos encontrar diversas divisiones tales como son: la infraestructura tecnológica, las telecomunicaciones, el firmware y el software, siendo que dentro de esta última división podemos distinguir entre software: ambiental –sistemas operativos, manejadores de bases de datos, antivirus, lenguajes de programación–; de productividad –Word, Excel, Power Point– y las aplicaciones –que pueden ser entre otras: crédito, pedidos, inventarios, despacho, facturación, cobranzas, cuentas por pagar, nómina, contabilidad, etc– que dependen del tipo de servicio o de producto que genere la institución empresarial y estas aplicaciones son quienes aportan la inteligencia –reglas de la empresa– en forma de funcionalidades digitalizadas, para efectuar las diversas operaciones del núcleo del negocio.

El ciclo de vida de un sistema de información se puede dividir en 7 fases que son: definición, análisis, diseño, construcción, pruebas, implantación y post implantación, siendo que desde la primera fase de definición, es necesario comenzar la actividad de gestión de riesgos, puesto que uno de los productos entregables para cada sistema informático que se implante en una organización, es el plan de contingencia, que le permitirá a la compañía mantener la continuidad del negocio, ante la presencia de cualquier evento adverso que le pueda ocurrir durante la operación normal y además recuperarse de la manera más rápida y menos traumática posible.

Debido a las diversas amenazas a las que puede estar sometido el funcionamiento de un sistema, para poder: identificar, analizar, cuantificar y considerar las vulnerabilidades de mayor importancia, con el propósito de crear planes de contingencia adecuados –planes B–, es normal que el equipo del proyecto –compuesto por técnicos y usuarios– haga preliminarmente una tormenta de ideas, donde en una matriz bidimensional, en la primera columna de cada fila se indique una amenaza posible y a continuación, en las siguientes columnas se coloque una calificación de la vulnerabilidad a la que está expuesto el ente empresarial, mediante una probabilidad de ocurrencia del evento adverso y su porcentaje de impacto sobre el negocio, pero debido a que es posible que la lista de amenazas sea muy extensa y como los recursos son siempre limitados, se deben priorizar las amenazas a considerar, basados en los porcentajes de ocurrencia y en el impacto de la vulnerabilidad sobre la empresa, para lograr obtener planes de contingencia realistas, eficaces, eficientes y óptimos de ser posible, dependiendo de cada situación particular.

Dentro de la lista de vulnerabilidades encontradas por el equipo de proyecto, es normal que aparezcan algunas debidas a fenómenos tales como: caídas de meteoritos, tormentas solares, interferencias magnéticas, terremotos, tempestades, inundaciones, tsunamis, derrumbes de estructuras, incendios, fallas de electricidad o telecomunicaciones, fallas de servidores, daños en bases de datos, fallas del control de calidad de nuevas versiones de software ambiental o de aplicaciones, obsolescencia de infraestructura o de sistemas, guerras, sabotajes, falta de personal adecuado, inconsistencia en el código fuente, falta de documentación actualizada, etc.

Una vez determinada con la alta gerencia, cuáles son las amenazas priorizadas para los que deben prepararse los planes de contingencia, es necesario asignar los recursos humanos, físicos y financieros adecuados, para poder continuar junto al desarrollo del sistema, con las fases subsiguientes del plan B, donde es muy importante que los protocolos de contingencia establecidos sean: probados, documentados, conocidos por los usuarios, actualizados y que periódicamente se hagan simulaciones con líderes responsables y capacitados, para garantizar que dichos planes funcionan correctamente y no son solo letra muerta.

Dependiendo de los recursos económicos asignados y del tipo de contingencia presentado, tales planes de contingencia pudieran ser muy sofisticados e incluir instalaciones redundantes en paralelo, ubicadas en sitios remotos geográficamente, con servidores tipo espejo, donde se mantiene toda la información duplicada y sincronizada en tiempo real, lo que puede garantizar un servicio cercano al 100%, para que las fallas sean incluso imperceptibles para los usuarios, pero también es necesario considerar que para cuando toda la tecnología digital falla –situación que puede ocurrir con más frecuencia de lo que nos podemos imaginar– junto con los procesos automatizados se deben tener procedimientos manuales redundantes, funcionales, eficientes y confiables, que permitan mantener las operaciones del negocio, bajo las condiciones más adversas y por largos períodos de ser necesario, mientras se pueden solucionar las causas de las posibles fallas sobrevenidas y regresar a la normalidad.

Aunque los planes de contingencia son buenas prácticas profesionales en sistemas automatizados, debido a los costos que representa la redundancia de sistemas y procesos alternos, es difícil encontrar instituciones, donde estén implantados y actualizados a conciencia dichos planes de contingencia, excepto quizás en las grandes corporaciones de tecnología del tipo Microsoft o Google, quienes invierten gran cantidad de sus recursos, para mantener su funcionamiento en niveles cercanos al 100% o recuperar sus servicios en corto tiempo, teniendo interrupciones mínimas, para evitar la posibilidad de “apocalipsis informáticos” (metáfora), pero no es bueno despreciar u olvidar la importancia de los sistemas analógicos y de los procesos manuales alternativos, por si hay que echar mano de algunos de ellos en momentos de crisis.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: domingo, 03 de octubre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 21 de septiembre del 2021 y está en el enlace: Plan de contingencia

domingo, 26 de septiembre de 2021

Prácticas especulativas

En el diccionario de la real academia española, existen 11 definiciones de la palabra especular, que dependen de 2 etimologías latinas bien distintas; pero a los efectos de este artículo de opinión con orientación económica, usaré como definición del término especular, la afirmación que dice: “Especular es efectuar operaciones comerciales o financieras con la esperanza de obtener beneficios aprovechando las variaciones de los precios o de los tipos de cambio” o de manera más simple: “es la práctica de obtener un beneficio económico comprando barato y vendiendo caro”.

Se ha hecho una costumbre manipulada y manipuladora, confundir la semántica relacionada con los verbos especular e invertir, siendo que el inversor real se interesa por las características fundamentales del bien o servicio donde invierte su capital financiero e intelectual y tales características son: calidad, utilidad, estabilidad, credibilidad, sostenibilidad y rentabilidad, de lo que se produce o se mercadea, mientras que el especulador solo desea obtener el máximo beneficio en el menor tiempo posible, sin ningún otro tipo de consideración y como ejemplos, con ánimos netamente didácticos, podríamos citar a un inversor real como es Mr. Bill Gates –fundador de la empresa Microsoft, quien creó el sistema operativo actual más popular, llamado Windows– que actualmente es el mayor terrateniente en EEUU y como inversor se dedica a la producción de alimentos de origen agrícola, mientras que en el campo de los especuladores podríamos mencionar a Mr. George Soros, cuyas ganancias provienen de la manipulación de los precios en la bolsa y de las tasas de cambio, tal como ocurrió cuando ganó 1.000 millones de dólares en un solo día, quebrando al Banco de Inglaterra –hecho ocurrido el 16 de septiembre de 1992 y llamado el miércoles negro– mediante la obtención de dinero con facilidades crediticias y la manipulación del tipo de cambio con la libra esterlina.

Se debe tener bien claro, que por la costumbre de comprar barato para vender caro –acción de especular– la especulación se ha camuflado con la actividad comercial honesta y en principio ha sido considerada una actividad legal –aunque no todo lo legal es necesariamente: ético, correcto, justo u honesto– pero en muchos casos, donde esta acción esté acompañada por otras acciones adicionales tales como son: acaparamiento de bienes, negación o mal funcionamiento de los servicios, competencia desleal, oferta de bienes y servicios ficticios, manipulación de los precios, apalancamiento mediante créditos en bancos de reserva fraccionaria y establecimiento de monopolios u oligopolios, entre otras desviaciones, que aunque no sean penalizadas por la ley, la especulación per se, no podría considerase 100% ética y termina distorsionando el equilibrio de los libres mercados, que en principio deberían responder a las fuerzas de oferta y demanda, sin la intervención de otras fuerzas espurias e improductivas, siendo que esas distorsiones conducen a crisis económicas cíclicas.

Podríamos considerar que en principio existen dos tipos de especulación, que son la comercial y la financiera, de modo que para ilustrar la de tipo comercial, relataré a continuación algunos casos que me ocurrieron recientemente:

Debido a que las casas requieren periódicamente mantenimiento, para reparar daños de elementos que se deterioran con el uso, el paso del tiempo o por fallas que son producto de vicios ocultos de construcción, tuve que comprar cierta cantidad de cemento y las primeras bolsas que por cierto, no son los sacos de papel tradicionales de 45 kilogramos, sino un cemento en bolsas plásticas que llaman “a granel” y que tiene menos peso que los sacos originales, de modo que compré inicialmente 2 bolsas de 38 kilogramos c/u a precio de 7 dólares por bolsa, pero al utilizarse todo el contenido, tuve que buscar más cemento para continuar con la obra y recorrí muchas ferreterías y negocios de materiales de construcción, pero me llevé una sorpresa, porque en ninguno de ellos había existencia del material solicitado y solo me ofrecían bolsas de a un kilo muy caras, pareciendo ser una situación extraña del tipo cartelización y luego de seguir buscando, pude conseguir las bolsas de 38 kilogramos, pero a 9 dólares por cada bolsa, lo cual implica que el insumo había sufrido un aumento de 26,6 % en una semana, sin que hubiera habido incremento de salarios ni de tarifas de servicios u otros aumentos y como los precios en Venezuela están en dólares, no se justifica una inflación en divisas de esa magnitud –si esa fuera la excusa–, cuando en el país emisor del dólar, existe inflación por la expansión de liquidez actual, pero no pasa del 5 % anual por ahora.

Además del cemento, el maestro de la obra me solicitó tres codos de PVC de 90° y comencé mi búsqueda, siendo que conseguí precios en dólares diferentes en cada negocio visitado, tales como: 9, 7, 6, 5, 4, 3 o 2.5 por codo y al final, compré dos codos de 2.5 dólares c/u a un vendedor informal y el otro codo restante por 3 dólares en una ferretería, pero teniendo en cuenta que esos artículos son hechos en Venezuela, con materia prima y mano de obra nacional sub pagada, no veo ninguna racionalidad económica, para que exista una diferencia tan abismal de precios entre el máximo y el mínimo de un 260 %.

También tuve que comprar una rejilla y su soporte de bronce de 4 pulgadas para el desagüe del patio y hacía una semana que en una ferretería me habían pedido 8 dólares por ella, pero el día que fui a comprarla, su precio estaba en 10 dólares, lo que implicó un aumento porcentual de 25 % en siete días.

A la práctica de aumentar constantemente los precios que están en divisas en Venezuela, sin ningún tipo de racionalidad económica, solo la puedo catalogar como una distorsión especulativa perversa, puesto que el país está en una economía dolarizada por el lado de la oferta, pero con los salarios mínimos mensuales que están cerca de los 2 dólares mensuales y con los precios internacionales en dólares, considero que mientras se siga con estas malas prácticas especulativas por parte de algunos comercios y se quiera mantener envilecido al salario de los ciudadanos –mediante la ley del embudo–, no será posible la recuperación económica nacional, puesto que para que crezca la oferta agregada o PIB, es necesario incrementar la demanda agregada –que necesita de ciudadanos con ingresos que tengan capacidad de compra y agentes económicos con ética en los negocios– y existen algunos supuestos expertos económicos histéricos, que le piden al gobierno que no aumente los salarios reales de los trabajadores, porque les parece que un salario mensual mayor de 7 bolívares digitales –después de la reconversión monetaria, que serán menos de 2 dólares– podría quebrar a los pobres especuladores, que mantienen sus precios dolarizados, pero que pagan los salarios pírricos en bolívares devaluados y devaluables.

Por otra parte, esos mismos supuestos expertos también le solicitan al gobierno que disminuya el encaje legal para permitirle a los bancos que puedan disponer más fácilmente de casi la totalidad de los depósitos de sus clientes para prestarlos a tasas reales cero o negativas, de tal forma que se transfieran los activos monetarios en divisas o en moneda nacional de los clientes hacia los prestatarios ineficientes, para que puedan enviar los fondos al exterior, donde pueden ser estafados por delincuentes financieros internacionales, tal como ya ocurrido en el pasado, siendo que con esas prácticas solo se logrará incrementar: inflación, devaluación, especulación financiera y el deterioro del patrimonio de los ahorristas, junto con el envilecimiento del ingreso de quien trabaja, ahorra, invierte y produce, puesto que “con ese tipo de supuestos asesores económicos amigos, el país no requiere de otros enemigos” (metáfora).

En mi opinión, en una economía sana que se oriente hacia la producción en vez de la especulación, el único ente que debe generar moneda nacional, independientemente de su formato, debe ser el banco central, tal como lo indican las constituciones de las diversas naciones; la moneda nacional debería estar anclada y respaldada por oro, para que sea unidad de medida honesta y de mantenimiento de valor; los depósitos a la vista ya sean en divisas o en moneda nacional, deben tener un encaje legal del 100 % –es decir, deben estar siempre disponibles para cuando el cliente los solicite y no ocurra lo de las cuentas en divisas del convenio cambiario número 20, que están en el limbo– y los créditos otorgados a los inversores reales, deben basarse solo en depósitos a plazo fijo, que deberían cobrar y pagar tasas de interés competitivas y solo ese tipo de depósitos debería tener un encaje legal cercano a cero, para favorecer el ahorro voluntario real; de tal manera que al recuperar el poder del ahorro, la credibilidad en la moneda, hacer al consumo más racional y a la inversión más productiva y eficiente, como consecuencia inherente a la caída de la inflación de consumo y también de activos, para que se produzca un incremento en los salarios reales y también de esta manera se eviten quiebras futuras de bancos y crisis financieras indeseables, como ha ocurrido en tiempos pasados con algunos casos tales como fueron Lehman Brothers en EEUU o los casos del Banco Latino y del Grupo Latinoamericana Progreso en Venezuela, por el uso de prácticas crediticias no inocuas y riesgosas, como son el uso de la reserva fraccionaria al crear dinero de la nada para otorgar créditos y la aplicación de encajes legales cercanos a cero para los depósitos a la vista, que conducen inexorablemente hacia la quiebra de la economía.

Finalmente, una dicotomía que en el pasado les hacía perder el tiempo y la energía en discusiones estériles y bizantinas a los ciudadanos, era dividir y enfrentar a la gente entre capitalistas y socialistas, pero para los amantes de las dicotomías, actualmente es preferible hacer una taxonomía entre productores y especuladores, pues mientras los primeros crean riqueza para las naciones, los segundos se apropian indebidamente de los activos ajenos, mediante la manipulación de precios, tasas de cambio y la creación de leyes y normas sobrevenidas, promovidas por politiqueros mantenidos por los especuladores, si analizamos los casos de Mr. Gates y Mr. Soros, tal como fueron expuestos en los párrafos anteriores.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: domingo, 26 de septiembre de 2021
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el 
prestigioso diario El Nacional, el 14 de septiembre del 2021 y está en el enlace: Prácticas especulativas