Los medios modernos de
comunicación han convertido a muchas personas en cuerpos sin alma, con
comportamientos similares a los zombis, porque están más pendientes de asuntos
estériles y superficiales con su teléfono celular, en vez de ocupar su tiempo viviendo
su propia existencia, para reflexionar sobre su futuro, sin convertirse en una
generación insensata, con algún tipo de pereza física y mental, pues solo les
interesa leer textos menores a 280 caracteres y desprecian las virtudes
reconocidas del pasado, que conducían al éxito de las naciones y de sus ciudadanos,
tales como eran: educación, investigación, trabajo, ahorro, inversión real y
producción.
Como en artículos anteriores
expuse aspectos relativos a la economía y a la política, en esta oportunidad
opinaré sobre el tema de la geopolítica, que desde tiempos remotos también se
ha distorsionado y se ha convertido en una de las malas artes para: invadir,
destruir, asesinar, violar, saquear, expoliar, esclavizar y someter a otras
naciones, mediante el uso de la guerra con sus diversas variantes, justificando
dichas perversiones belicistas con ofertas de libertad, democracia, derechos
humanos, defensa de minorías o asuntos relacionados con la seguridad nacional,
pero en el fondo, muchas de esas ofertas son engañosas y manipuladoras de la
opinión, pues lo único que les interesa a los invasores de las diversas
latitudes y tendencias políticas sin excepción, es apropiarse por el engaño o
la fuerza de territorios ajenos, activos, riquezas y recursos naturales
estratégicos, tales como son: petróleo, gas natural, uranio, litio, tierras
raras, oro, etc.
La democracia que es considerada
por nuestra cultura como la mejor forma de gobierno para las naciones, está
manipulada y corrompida por grupos de especuladores y estafadores en la sombra,
que constituyen las llamadas oligarquías y son quienes imponen a títeres
corruptos e incapaces en los gobiernos, que les permitan mantener sus formas de
vivir expoliando a las naciones impunemente y como desprecian a los ciudadanos
honestos, capaces y con visión de estadistas, algunos de esos gobernantes
arrogantes, enceguecidos por la mezcla de poder con ignorancia, se convierten
en dictadores eternos, por haber permitido las prácticas reeleccionistas, lo
cual es aprovechado para justificar la imposición de sanciones a algunas
naciones y apropiarse así de lo que se robaron los corruptos, que en su momento
de gloria se llevaron a paraísos fiscales u otras naciones en teoría más serias,
donde fueron hipócritamente recibidos con visas de inversionistas o les
otorgaron la nacionalidad, sin haber revisado el origen de sus fondos mal
habidos y es así como en el caso de los oligarcas rusos, por citar solo un caso
de actualidad, hay gobiernos como el del Reino Unido e instituciones financieras
a nivel mundial, que a cuenta de las sanciones a Rusia se están apropiando
indiscriminadamente de aviones, barcos, yates, fondos e inversiones, aplicando
el adagio que dice “ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón” y por
esa razón, aunque pueda producirse la tercera guerra mundial de carácter
atómico, que acabe con la humanidad, a muchos seudo líderes mundiales no les
interesa que los problemas de las naciones se resuelvan mediante diálogos,
negociaciones y diplomacia, con participación de entes como es la ONU, para no
tener que devolver lo que les han robado a los otros ladrones, cuyos verdaderos
propietarios son los ciudadanos de los países víctimas de las satrapías, tal
como ocurrió con los recursos de Libia después de la invasión del 2011, pues
las ni las inversiones internacionales, ni los fondos, ni las 120 toneladas de
oro que tomaron de su banco central han regresado a esa nación, para favorecer
a sus ciudadanos, que siguen huyendo de su país natal, a pesar del cambio del
dictador por interinatos consecutivos alcahuetas.
Los delitos cometidos por los corruptos
de turno en cualquier forma de gobierno, son de carácter personal e
intransferibles a las naciones afectadas, pues los ciudadanos inocentes y
humildes que son la mayoría, son realmente las víctimas de las satrapías y de los
sancionadores, pero no deben cargar con las culpas de sus dirigentes, que les
fueron impuestos por otros, como fue el caso del Sr. Putin, quien fue colocado
por los oligarcas y otros corruptos, que también promovieron al Sr. Yeltsin
para dar continuidad a los negocios fraudulentos con los activos de esa nación,
a cuenta de la libertad económica y la democracia implantada al derrumbarse la
URSS.
Parece que se está haciendo uso y
costumbre generalizada, aprovecharse de estas situaciones desafortunadas,
pescando en ríos revueltos, para justificar la xenofobia, la exclusión, la
satanización y la expoliación a las naciones afectadas, con la estrategia
fracasada de sanciones y bloqueos indiscriminados, que deberían ser
monitoreados para garantizar su eficacia y para que no ocurra lo de Cuba, Corea
del Norte o Irán, donde las sanciones no han servido para nada, excepto para
producir más sufrimiento a sus habitantes, creando y manteniendo atornillados a
conveniencia a las figuras de un “coco” para atemorizar y someter a las demás
naciones del globo de manera eterna, mientras las organizaciones responsables
de solucionar los conflictos internacionales como es la ONU se mantienen al
margen, sin cumplir con su misión.
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: 16 de noviembre de 2022
en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 10 de mayo del 2022 y está en el enlace: El nuevo orden mundial III