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sábado, 19 de noviembre de 2022

Es la especulación, estúpido

Cuánta razón tenían los asesores de Mr. Clinton en la campaña electoral de 1992 en EE.UU, cuando pusieron de moda el mantra “es la economía, estúpido”, pero se quedaron cortos, puesto que, si después de 51 años de inestabilidad económica –desde cuando se repudiaron los acuerdos de Bretton Woods en 1971– le aplicamos la primera derivada “metafóricamente” a ese acertado mantra electoral –emulando a la física, con la función matemática que describe la posición en el espacio de un cuerpo o partícula respecto al tiempo– podemos obtener una nueva expresión que afirme Es el dinero estúpido y si volvemos a derivar esta oración en “forma metafórica”, obtenemos como resultado otra afirmación que nos indica “es la especulación, estúpido”, que es el tema de este artículo, cuando la economía a nivel global está colapsada y se dirige a una recesión, por efectos de la burbuja de liquidez, la inflación y la devaluación de las divisas fiduciarias, que están arruinando a la mayoría de los ciudadanos y a las naciones del planeta, con el riesgo inherente de desencadenar una guerra mundial de tipo nuclear, para tratar de reiniciar un sistema económico colapsado, por malas praxis en los paradigmas: monetarios, financieros y cambiarios.

Para empezar, debemos entender que según el filósofo griego Aristóteles, una de las tres funciones del dinero es ser unidad de mantenimiento de valor, siendo que en tiempos modernos podemos considerar que, el Valor del dinero es la relación entre el Producto Interno Bruto o PIB y la Liquidez monetaria, de tal manera que a menor PIB y a mayor Liquidez, el valor del dinero es menor y cuando esta situación ocurre, aparece la inflación –pérdida del poder de compra del dinero–, siendo que la situación ideal para mantener el valor del dinero constante y por ende sin inflación, es que cada una de las variables PIB y Liquidez, aumenten o disminuyan en la misma proporción, para que haya un equilibrio en los mercados, donde la oferta agregada sea igual a la demanda agregada y la relación entre estas dos funciones macroeconómicas sea igual a 1.

Existen dos tipos de mercado, el mercado de contado o spot y el mercado de derivados o futuros, siendo que en el mercado de contado se intercambian bienes y servicios reales, mientras que en el mercado de futuros se intercambian activos ficticios, que no se corresponden con la existencia de ningún bien o servicio real, de tal forma que ahí los especuladores pueden vender y comprar activos financieros que no existen ni existirán jamás, que solo usan las fluctuaciones de los precios de los activos subyacentes en los mercados de contado, para obtener beneficios sin trabajar ni producir nada, abriendo y cerrando contratos de futuros antes de su vencimiento, pero sin que haya nada real que se intercambie, excepto dinero, en un juego de suma cero, donde lo que ganan algunos lo pierden otros, como en una especie de garito o casino, lo que a su vez hace que los bancos comerciales creen mucho dinero ficticio adicional a la base monetaria y en cantidades astronómicas, para prestarlo a través de la banca de inversión a los especuladores, que apuestan grandes montos de dinero que no tienen, para comprar o vender activos que no existen, mediante un mecanismo llamado apalancamiento, en proporciones de 1 a 10 o hasta 1 a 100, siendo que con ese juego financiero, la liquidez se expande de manera exponencial sin que haya contrapartida del PIB y por esa razón el valor del dinero tiende a cero inexorablemente, produciendo inflación y las devaluaciones continuas de todas las monedas.

Para entender estos conceptos que no son ciertamente triviales, utilizaré dos ejemplos relacionados con materias primas tan importantes como son: el trigo, el petróleo, el gas y el oro o con las divisas como es el Euro:

Si un especulador cree que el precio del petróleo subirá –también aplica para: trigo, gas u oro– decide abrir un contrato a futuro para comprar una cantidad inexistente de barriles de petróleo de cierta calidad a un precio y fecha de vencimiento específicos, entregando como garantía una centésima parte del costo total –mediante apalancamiento– de tal manera que, al transcurrir los días, como ocurren diariamente variaciones en los precios, cuando este especulador decide que el precio está lo suficientemente alto, hace un contrato futuro de venta sin esperar el vencimiento de su compra –cierra su posición–  y obtiene una ganancia considerable por esta operación. En contrapartida, si el precio del crudo baja, también puede obtener pérdidas que lo lleven a la quiebra, pero como su “cartera de inversión” esta diversificada, pues consta de diferentes tipos de activos ficticios, de tal forma que si pierde en algunos contratos de futuros lo compensa con la ganancia en otros y así logra mantenerse y progresar, viviendo de la especulación con futuros de activos inexistentes.

Por otra parte, si el especulador cree que la tasa de cambio del Euro bajará, decide hacer un contrato para vender un monto inexistente de euros a una tasa de cambio y fecha de vencimiento específicos, entregando como garantía una centésima parte del costo total, de tal manera que, al transcurrir los días, como ocurren diariamente variaciones en los tipos de cambio, cuando este especulador decide que la tasa de cambio está lo suficientemente baja compra futuros de Euros sin esperar el vencimiento y obtiene una ganancia considerable por esta operación, donde su beneficio obtenido es el precio total de la venta menos el precio total de la compra.

Como el dinero obtenido por estos mecanismos fraudulentos es abundante y fácil de ganar, parte del capital se dirige a la compra de activos reales, sin que importe el precio, presionando la demanda y esto conduce a la inflación de esos activos físicos, con lo cual los especuladores se hacen los amos del mundo y, por tanto, pueden colocar a los gobernantes que les garanticen la continuidad de sus negocios a perpetuidad, aunque no sirvan ni resuelvan nada.

La especulación se basa en las fluctuaciones o volatilidad de los precios que representan riesgos y por esa razón, debido a que la generación del caos genera incertidumbre y temor, no conviene a los efectos especulativos, mantener a la economía en estabilidad, ni a las naciones en paz y así es como aparecen: apologistas de las guerras e invasiones, enemigos de la paz, seudo líderes que odian la diplomacia para poner fin a los conflictos, terroristas camuflados y por último, enemigos de sistemas monetarios honestos como era el antiguo patrón oro, que no permitía expansiones de liquidez de la nada, ni variaciones permanentes de precios –del tipo montañas rusas– lo que mantenía bajas inflaciones, incentivos al ahorro, la inversión y la producción, con monedas que conservaban su valor con el paso del tiempo.

La racionalidad del mercado, que debería sustentarse por las leyes de Oferta y Demanda no funcionan en la economía zombi actual, con los precios de los activos subyacentes, porque la oferta es manipulada, ofreciendo cantidades inexistentes y astronómicas de productos, como por citar uno, es el oro futuro o en papel, que no existe ni existirá jamás (oro del moro) y por otra parte, los bancos centrales y comerciales se encargan de producir dinero ficticio, sin valor y en cantidades astronómicas, siendo también que se genera con ello una demanda ficticia y entonces, con curvas de oferta y demanda irreales, lo que quedan son precios volátiles y fantasmales o zombis, que se usan por los especuladores o supuestos inversores, para comprar muy barato y vender bien caro, apalancados por los créditos bancarios, siendo que quienes: trabajan, estudian, investigan, ahorran, invierten y producen en la economía real de forma honesta, son considerados como estúpidos, por quienes obtienen grandes beneficios sin trabajar ni producir nada, viviendo como parásitos o vampiros económicos a costa de los demás y sin que les importe lo que ocurra con los ciudadanos, las naciones del mundo o incluso con la vida en la tierra.

Para tener una ligera idea de lo que representan los mercados de futuros, para el año 2020 el monto de los contratos de derivados en la Unión Europea era 52,2 veces su PIB, pero esto ocurre en los diversos mercados del mundo y “de esos polvos vienen estos lodos”, pero por otra parte, cuando las economías de los países colapsan, la historia nos enseña que hay riesgos de que se recurra al belicismo, para crear una causa de fuerza mayor y no honrar las deudas astronómicas y los compromisos adquiridos de manera irresponsable, cuando algunos pocos creyeron que podrían vivir eternamente especulando, pues la mayoría de los bancos de inversión a nivel global están actualmente atiborrados de activos financieros basados en productos derivados o contratos de futuros.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: 19
 de noviembre de 2022

en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 25 de octubre del 2022 y está en el enlace: Es la especulación estúpido

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Es el dinero estúpido

El dinero es una figura física o virtual, generalmente aceptada por las personas como medio de pago, para realizar transacciones comerciales relacionadas con el intercambio de bienes o servicios, en sustitución del trueque y constituye un pasivo para quien lo emite y un activo para quien lo recibe.

Según Aristóteles, las funciones del dinero son: ser unidad de cuenta, unidad de intercambio y unidad de mantenimiento de valor, pero actualmente dichas funciones no se cumplen para ninguna de las monedas existentes, puesto que, al ser pasivos emitidos sin el respaldo de activos tangibles, dichas monedas dependen de la confianza en los entes emisores, por lo que el dinero actual, no sirve como unidad de medida universal del valor de lo intercambiado, ni tampoco sirve para ahorrar, como si lo hacen los metales preciosos, cuyo valor se conserva con el paso del tiempo.


Debido al deterioro del dinero fiduciario por fenómenos tales como la devaluación, la inflación y el repudio de las monedas de curso legal, que se convierten en basura por la expansión astronómica de la liquidez monetaria, históricamente han quedado en la ruina, la destrucción y el caos económico-social, diversos imperios poderosos, muchas naciones con sus empresas y ciudadanos, cuando sus economías colapsaron por las malas praxis monetarias y financieras, y para salir de las crisis auto generadas, se ha recurrido a las invasiones y a las guerras, donde el objetivo es apropiarse de los activos ajenos que representen algún valor para los países invasores quebrados y arruinados, donde lo primero que se busca es el oro almacenado en los bancos centrales y luego los yacimientos de otros minerales que son materias primas para producir energía, tales como son gas, petróleo, carbón, litio o elementos radiactivos, sin que importe lo que ocurra con las personas.

Para ilustrar lo dicho anteriormente, sin viajar tantos años en la historia, podemos mencionar las guerras e invasiones de Napoleón Bonaparte a sus vecinos de Europa, Asia y el Norte de África, después que Francia quedó en la ruina por la hiperinflación generada con la emisión monetaria desordenada que hicieron los líderes de la revolución francesa, acción que fue replicada luego por Adolfo Hitler después de la hiperinflación en la república de Weimar –Alemania de la post guerra, entre 1918 y 1933– donde se necesitaban carretillas llenas de billetes devaluados, que en vez de contarlos había que pesarlos, para poder comprar un pan, lo que condujo a la segunda guerra mundial.

Infortunadamente, las lecciones de la historia se ocultan o se olvidan a propósito y, por tanto, cada cierto tiempo se repiten los mismos errores monetarios y financieros con las mismas consecuencias funestas, de tal forma que actualmente estamos de nuevo en una distopía y al borde de una tercera guerra mundial, cuyas causas son exactamente iguales a las que justificaron acciones de genocidas como fueron Napoleón o Hitler en su momento, para invadir y expoliar a otras naciones.

Desde 1971 se implantó a nivel mundial una teoría fracasada y fraudulenta llamada keynesianismo, propuesta en 1936 por John M. Keynes, quien irresponsablemente recomendó a los gobiernos crear dinero de la nada sin medida y sin respaldo de activos tangibles, para financiar el gasto público, de tal manera que cuando otros pensadores económicos de su época le indicaban que en el mediano y en el largo plazo, esta mala praxis de expandir la liquidez exponencialmente, conduciría a la inflación y a la recesión en el futuro, Sir. Keynes les replicaba que “en el largo plazo todos estaríamos muertos”.

Esa teoría económica aún está vigente y haciendo estragos y así fue como los bancos centrales expandieron sus ofertas de dinero fiat creado de la nada y la banca comercial obtuvo autorización para crear dinero inorgánico adicional en forma de créditos, mediante figuras llamadas el multiplicador bancario y la reserva fraccionaria, donde debido a que se espera que no todos los clientes soliciten simultáneamente sus ahorros y depósitos, se creó otra regla llamada encaje legal, que le permite a los bancos comerciales prestar el dinero de sus clientes a tasas reales negativas, en forma alegre e irresponsable, por ser un dinero ajeno, de manera que si este encaje legal se estableciera entre 5% y 10% como ocurre en muchos países, eso significaría que los bancos pueden prestar entre el 95% y el 90% del dinero que sus clientes les entregaron para su guarda y custodia, quedando el riesgo de que al ocurrir corridas bancarias, se impongan corralitos financieros y los bancos centrales deban expandir aún más la liquidez monetaria, para auxiliar a los bancos quebrados e insolventes.

La emisión exponencial e irresponsable de dinero sin respaldo de activos tangibles, conduce inexorablemente a un apocalipsis económico, con cinturones de óxido y de miseria, desempleo, salarios miserables, migraciones, violencia y drogadicción, lo que finalmente conduce al belicismo, para darle la patada al tablero de juego cuando no hay otra forma de cumplir con los compromisos adquiridos, porque no es sustentable en el tiempo manejar monedas que no conserven su valor, aplicando leyes y reglas leoninas tales como son entre otras el multiplicador bancario y la disminución del encaje legal, que permiten a la banca no solo crear dinero inorgánico adicional de la nada, sino también apropiarse de los depósitos de sus clientes para prestarlos en muchos casos a estafadores y vividores, apologistas de la especulación-devaluación-inflación, sabiendo que sus deudas se diluirán en el futuro con trucos tales como: corralitos financieros, devaluaciones, control de cambios, impuestos sobrevenidos, inflación subyacente y finalmente acciones bélicas cuando todo falla.

Estas prácticas monetarias y financieras promovidas por supuestos expertos económicos –algunos de ellos también son vendedores de encuestas– conducen a quiebras bancarias, con banqueros y políticos corruptos, quienes se hacen inmensamente ricos e impunes, que huyen de sus países de origen y ocultan sus fondos en paraísos fiscales o en naciones de gobiernos alcahuetas, mientras los países afectados quedan quebrados y arruinados, por la aplicación recurrente de malas prácticas, que consisten en otorgar créditos a una élite parasitaria que ni trabaja ni produce nada, compuesta por: corruptos, estafadores, especuladores y delincuentes financieros, que se convierten en oligarcas y se apropian tras bastidores del poder económico y político de las naciones y que luego son quienes imponen a través de las seudo democracias deterioradas a políticos ignorantes e incapaces, que son muñecos de ventrílocuo, para que se encarguen de imponer reglas y leyes que favorezcan sus negocios y también para proteger a quienes los llevan y los mantienen en el poder de manera perpetua, tal como es el caso del especulador más reconocido a nivel mundial que es Mr. Soros, cuyo dinero mal habido, producto de la especulación financiera, sirve para promover fundaciones manipuladoras, a nombre de la libertad, la democracia y los derechos humanos, imponiendo a pelmazos en los gobiernos, gracias a las deficiencias actuales de las democracias y también proponiendo irresponsablemente hacerle guerras a otros países, en vez de facilitar la paz y la cooperación entre las diversas naciones del mundo.

Finalmente, una propuesta de cambio al paradigma monetario del dinero fiat eran las criptomonedas, pero resultaron ser otra estafa piramidal de esquema Ponzi, tal como se había pronosticado en este blog el 19-07-2017, en un artículo llamado El futuro de las criptomonedas según una visión heurística donde se indicaban algunas fallas de ese tipo de seudo dinero y se concluía con el siguiente párrafo:

“Si no se corrigen estas debilidades, las criptomonedas no servirán para el comercio real y solo serán útiles para especular como en un juego de monopolio, a diferencia que aquí muchos participantes ingenuamente colocan sus activos reales, que son adquiridos con monedas ficticias y los pocos ganadores se quedarán con todo a cambio de nada, por lo cual hay montañas rusas de precios con pendientes pronunciadas y su futuro es que al ser burbujas e ilusiones monetarias, fracasarán y serán un mal recuerdo, como han fracasado todas las monedas conocidas excepto: oro, plata u otros metales nobles, que son el dinero real por tener valor intrínseco”.

Muchos bancos centrales del mundo poseen grandes reservas de oro que están ociosas en depósitos subterráneos y podrían ser de utilidad para regresar al patrón oro con la ayuda del FMI, donde pueda crearse una moneda universal que sea unidad de medida y reserva de valor, que también permita desescalar los escarceos belicistas actuales que a nadie convienen, en beneficio de la paz, la cooperación y el intercambio comercial global libre y honesto.


Saludos cordiales,


Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador

Publicación Inicial: 16
 de noviembre de 2022

en http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/

Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 21 de junio del 2022 y está en el enlace: Es el dinero estúpido