En el lapso comprendido entre 1797 y 1819, en Gran Bretaña –que para la época era un gran imperio mundial– se generaron graves crisis financieras con alta inflación, como producto de la depreciación de su moneda, por la expansión de la cantidad de billetes en circulación y debido a la inestabilidad económica cíclica que se presentaba en esa nación, el 19 de julio de 1844 Sir Robert Peel – quien fue dos veces primer ministro del Reino Unido – creó la Bank Charter Act, que se conoce como Ley de Peel, cuyo objetivo era terminar con las crisis financieras del Reino Unido, por medio de la consolidación del sistema bancario inglés.
La Ley de Peel
estableció entre otras reglas que, a partir de la fecha indicada, el único que
podía emitir billetes era el banco de Inglaterra –que también era privado–
pero con la obligación de mantener reservas en oro en sus bóvedas, para
respaldar todos los billetes emitidos –coeficiente de caja de 100 % para los
billetes–, más 14 millones de libras esterlinas adicionales, emitidas con
garantía por la misma cantidad en deuda pública y así nació la figura del
primer banco central en ese país.
Debido al viejo
proverbio que dice –hecha la ley, hecha la trampa– al no poder los bancos
emitir ningún tipo de billetes por la existencia de la nueva ley, cambiaron su
negocio por otorgar créditos que funcionaban solo como asientos contables y así
aparecieron las cuentas corrientes y los cheques –que eran órdenes de pago– de
tal manera que ahora se creaba un nuevo tipo de dinero de la nada, sin respaldo
y sin necesidad de emitir billetes, que tenía el mismo efecto sobre la economía
que los billetes emitidos y que se llamaron depósitos, que se podían otorgar
sin ningún tipo de regulación –Sir Robert Peel quizás se confundió con esa
figura financiera y se olvidó de exigir también un coeficiente de caja del 100
% para los depósitos–, pues de los pocos ahorros reales que los bancos captaban
de sus clientes, solo necesitaban mantener en caja una pequeña porción llamada
encaje bancario, por si algunos clientes iban a retirar sus haberes, replicando
con el crédito el uso de la reserva fraccionaria, que usaban antes de la ley de
Peel, pero ahora, en vez de usar billetes, utilizaban dinero crediticio y esa
praxis ha tenido un gran impacto en el sistema financiero mundial hasta
nuestros días, pues los sistemas financieros a nivel global continúan usando
esta estrategia, de tal manera que la oferta monetaria de un país que es la Liquidez
monetaria se divide en dos partes: la Base monetaria que es el dinero emitido
por el banco central –su pasivo monetario– y el diferencial entre la Liquidez
monetaria y la Base monetaria que es el dinero crediticio y que es un dinero
totalmente inorgánico, que no ha sido producto del trabajo ni del ahorro, sino
de hacer asientos contables, práctica que conduce inexorablemente a la creación
de burbujas financieras, a la quiebra de bancos por la expansión del crédito
sin regulaciones adecuadas, que desencadenan efectos distorsionantes sobre la economía
productiva, que dan lugar a la aparición de crisis de manera cíclica, a
recesiones económicas y a la necesidad de contar con prestamistas de última
instancia que son los bancos centrales, para auxiliar a las entidades
financieras que fracasen.
Para profundizar más sobre este interesante tema económico, se puede investigar en el libro del economista español don Jesús Huerta de Soto, quien publicó en 1998 un libro llamado Dinero, crédito bancario y ciclos económicos que está disponible sin costo en formato pdf.
Con relación a la
próxima reconversión monetaria del bolívar –estoy
escribiendo y enviando a edición este artículo, el 31 de julio de 2021 a las 6:00
pm y no sé si habrá algún pronunciamiento al respecto este fin de mes–,
donde probablemente se eliminen 6 ceros a la moneda, lo que implicaría que
desde 1998 hasta 2021 se habrían eliminado al signo monetario nacional 14
ceros, lo cual indica que mucha de la riqueza generada en una docena de años se
transfirió desde una mayoría de ciudadanos hacia unos pocos beneficiarios y por
tanto, para evitar que esta nueva reconversión sea solo un maquillaje temporal
que siga ocurriendo en el futuro con mayor frecuencia –como ha sido desde el 31
de diciembre de 1974, con dinero sin capacidad de conservar su valor– sugiero
como mínimo, las siguientes tres acciones complementarias a la reconversión:
Crear, respaldar y
redimir una nueva moneda nacional con oro, como la que existió entre 1918 y
1974.
Eliminar el uso de la
reserva fraccionaria, exigiendo un encaje legal del 100 %, de modo que solo el
BCV sea quien emita dinero y donde se cumpla la ecuación: Base monetaria = Liquidez
monetaria.
Permitir la libre circulación nacional de todas las divisas, incluyendo una total flexibilización en el manejo de las mismas por el sector financiero, con instrumentos activos y pasivos, en un entorno financiero ético.
Saludos cordiales,
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: martes, 10 de agosto de 2021
http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el
prestigioso diario El Nacional, el 03 de agosto del 2021 y está en el enlace: Ley de peel y reconversion monetaria