El científico Alemán de origen judío más popular del siglo XX fue Albert Einstein (1879 - 1955), quien recibió el premio Nobel de física en 1921 y es el autor de las teorías especial y general de la relatividad, junto con la ecuación más famosa del mundo, que rige la conversión de materia en energía: E = MC2 –la energía es igual a masa por el cuadrado de la velocidad de la luz– pero este investigador además de su ciencia, nos legó un conjunto de pensamientos: sabios, cortos, profundos y sinceros, aunque muy duros en algunos casos, de los cuales utilizaré tres para ilustrar este artículo y el primero que viene como anillo al dedo –en los asuntos relacionados con la esquizofrenia económica actual a nivel global– es la siguiente afirmación: “Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez, esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Por ser el oro un
metal noble, brillante, hermoso y escaso, ha sido considerado y aceptado por
todos los seres humanos como el mejor dinero real que existe, siendo atesorado
y usado desde tiempos muy remotos e históricamente, fue el origen de la estabilidad
y el progreso económico en ciudades-estado, naciones e imperios, como fueron
por citar solo algunos, los imperios: romano, inca y azteca; las
ciudades-estado tales como Florencia y Venecia –en el renacimiento de la edad media–; el imperio napoleónico –después de la revolución francesa, que dejó
a Francia en la ruina–; el imperio norteamericano –después de la segunda guerra mundial y hasta 1971, cuando Europa quedó
destruida y arruinada– y finalmente Venezuela –desde 1918, época del general Juan Vicente Gómez, hasta finales de 1974,
en tiempos de Carlos Andrés Pérez, cuando se destapó la caja de Pandora con el
uso del dinero fiat y se empezó el deterioro monetario que ha permanecido
haciendo estragos hasta el presente–.
El 15 de agosto de
1971 –hace medio siglo– Mr. Richard
Nixon repudió los acuerdos de Bretton Woods, que eran un compromiso adquirido
por la gran nación americana del norte, para reconstruir la economía global,
devastada por la segunda guerra mundial, cuando se ofreció el dólar de EEUU
como moneda de reserva mundial respaldada por oro, a razón de una onza troy por
cada 35 dólares, compromiso que no se pudo cumplir, por haber usado la emisión
de dinero en cantidades astronómicas, para financiar los costos de la guerra de
Vietnam y por las recomendaciones del monetarista Mr. Milton Friedman, quien
ganó el premio Nobel de economía en 1976 –ese
15 de agosto de 1971, fue el momento preciso en que se jodió EEUU–.
Actualmente es
probable, que unos viejos sabios
como son Mr. Biden y sus asesores en asuntos estratégicos se hayan percatado,
que su país no puede ni debe seguir con las prácticas políticas, económicas y
geopolíticas erradas del pasado, que se basaban en invadir a países –como Vietnam, Libia o Afganistán, entre
otros–, para gastar tiempo, energía o recursos y perder valiosas vidas
humanas de manera estéril e improductiva y por otra parte, para promover a los
especuladores financieros –quienes no
trabajan ni producen nada útil– mientras la nación se arruinaba y otros
países como China, actualmente progresan en diversas áreas, porque han
descubierto la bondad de las virtudes certificadas por la experiencia, que son
generadoras de: paz, bienestar, riqueza y prosperidad para aquellas naciones,
que tienen la suerte de contar con verdaderos estadistas en sus gobiernos y
estas virtudes bondadosas no son otras que: educación, investigación, trabajo,
ahorro, inversión, productividad y producción, en un ambiente honesto y con una
moneda estable y confiable, donde para el caso particular de EEUU, bien se
podría hacer uso de las 8.000 toneladas de oro que teóricamente reposan ociosas
en los sótanos de Fort Knox, para hacer que otra vez su moneda sea fuerte,
creíble y estable, al ser respaldada por oro.
En el caso de
Venezuela –cuando existía el bolívar oro–
en 1966 con un bolívar se compraban 8 arepas de maíz sin relleno hechas en
horno, es decir, cada arepa tenía un precio de una locha –12,5 céntimos–; con un fuerte –moneda
de 5 bolívares– se cubría el consumo diario de una familia pequeña y con un
marrón –billete de 100 bolívares, que era
la máxima denominación– se hacía un mercado que duraba casi un mes y hasta
en los pueblos más remotos y humildes de la nación, existían: mercados, bodegas,
quincallas y pulperías, donde se conseguía toda clase de artículos y/o
productos alimenticios.
A partir de la década
de 1970 y hasta el presente, un grupo de supuestos expertos económicos,
políticos y seudo intelectuales, comenzaron a recitar los siguientes mantras,
para engañar a ciudadanos y gobernantes ingenuos: el bolívar está sobrevaluado,
el país sufre de la enfermedad holandesa, se deben hacer devaluaciones
competitivas para poder exportar, la expansión de liquidez monetaria no genera
inflación, si quitamos el control de cambio nos tumban, etc, y con esas
falacias se eliminó el bolívar oro en 1974 y se empezó la creación de dinero
fiat de la nada, en cantidades astronómicas, que junto con a la devaluación, la
inflación, el control de cambios y las reconversiones monetarias cíclicas han:
destruido el tejido productivo nacional, envilecido el ingreso del ciudadano,
causado la exportación de capital y talento humano y por lo tanto, colocaré
como reflexión la segunda frase famosa de Albert Einstein que dice: “Nunca se puede resolver un problema en el
mismo nivel en el que fue creado” lo cual puede interpretarse de la
siguiente manera: “Nunca se puede
resolver un problema usando las mismas prácticas, herramientas y asesores con
el que fue creado dicho problema”, que en el caso tanto de EEUU como de
Venezuela, son las recomendaciones y las políticas económicas fracasadas y
repetidas ad infinitum, por supuestos expertos, que han demostrado su
ineficacia de manera reiterada.
Por último y con
relación a algunos aspirantes a políticos, que al no tener las capacidades ni
las virtudes propias de los estadistas, recitan mantras y pretenden continuar
haciendo experimentos con el país, aunque su impericia e incapacidad hacen las
delicias de los grupos económicos, financieros o geopolíticos, que los
promueven y tratan de imponer y por tanto, se ignora, se desprecia y se repudia
a aquellos ciudadanos que tienen experiencia y capacidad comprobadas, quienes
con su sabiduría y voluntad de servir al país, mediante la utilización de
asesorías adecuadas, capaces y honestas –debido
a que no existen superlíderes ni iluminados que se las sepan todas– podrían
resolver los problemas nacionales crónicos, que son reiterativos y por tal
razón, los diálogos sinceros en México y también en Venezuela, entre el gobierno,
toda la oposición sin exclusiones ni mezquindades y los sectores productivos
nacionales, son bienvenidos, siempre que conduzcan a que los ciudadanos puedan
en los próximos comicios, escoger y elegir libremente a los mejores líderes
reconocidos con que cuenta la nación, que no sean impuestos por cúpulas como era
en el pasado, pues infortunadamente, a algunos aprendices de políticos se les
podría aplicar la tercera frase célebre de Albert Einstein que es muy fuerte
pero a la vez sincera y que afirma: “Cuando
mueres, no sabes que estás muerto, no sufres por ello, pero es duro para el
resto. Lo mismo pasa cuando eres imbécil”.
Saludos cordiales,
Alejandro Uribe: Economía y Política
Ingeniero, Consultor de Empresas e Investigador
Publicación Inicial: lunes, 06 de septiembre de 2021
http://auribe-economia-y-politica.blogspot.com/
Nota: este artículo original de mi autoría, fue publicado en el prestigioso diario El Nacional, el 24 de agosto del 2021 y está en el enlace: Errar reiterativamente en política y economía
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